Jacob Reses: rara avis y factótum en la galaxia Vance
“Toda revolución” –afirma Curtis Yarvin– “depende de un grupo de jóvenes con talento dispuestos a superarse a sí mismos”. Y continúa: “En este momento Washington está repleto de estos jóvenes revolucionarios”.
Más que hacer apología o mofa del trumpismo o predecir su victoria o fracaso, reconocer que en Estados Unidos está en marcha una revolución conservadora de gran calado, con fuentes intelectuales, históricas y políticas profundas es fundamental para hacer frente a este escenario de cambio.
Entender y conocer las entrañas de esta transformación, sus actores, dinámicas y doctrinas es un ejercicio obligado para dirigentes, funcionarios, empresarios, activistas y pensadores cuyo destino y el de sus naciones, en poca o mucha medida, depende del rumbo que tome el país norteamericano.
Desde Traza Continental, en colaboración con Supernova, abonaremos a este ejercicio con la publicación de una serie de perfiles de actores clave en lo que hemos denominado el Universo Trump 2.0, poniendo especial énfasis en las nuevas generaciones y pensadores que están renovando a la derecha estadounidense.
Arrancamos la serie con Jacob Reses, Jefe de Gabinete de JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos. La segunda entrega estará dedicada a Karoline Leavitt, secretaria de Prensa de la Casa Blanca.

Origen y destino
Mucho más que un hombre entre tantos del entorno del poder político estadounidense, Jacob Reses, un desconocido hasta hace muy poco tiempo para el gran público, hoy es uno de los hombres más influyentes del mundo. Su nombre aún no se escucha fuera del ámbito especializado de la política doméstica estadounidense, pero eso no le quita relevancia. Es nada menos que la persona de máxima confianza, Chief of Staff, de JD Vance, el vicepresidente de los Estados Unidos.
Jacob Reses nació en Nueva Jersey en el seno de una familia judía. Es hijo de Stephen y Karen Reses y tiene dos hermanos de un matrimonio anterior de su padre. Su hermana, Jacqueline Reses (1969), es la presidenta y directora ejecutiva de Lead Bank, un banco estatal autorizado en Kansas City, Missouri, y la directora ejecutiva de Post House Capital, una empresa de inversión privada y una oficina familiar. Es miembro del Consejo Asesor de Depósitos Comunitarios de la Reserva Federal de Kansas City y ex presidenta del Consejo Asesor Económico de la Reserva Federal de San Francisco. Jacob asistió a la Academia Hebrea Trocki, una escuela diurna judía ortodoxa moderna en Margate, Nueva Jersey. Luego sus padres retiraron a Jacob de dicha institución, probablemente por tener miradas más moderadas y menos ortodoxas del judaísmo, y pasaron a pertenecer a la Congregación Beth Judah, una sinagoga conservadora en Ventnor, Nueva Jersey, que luego se fusionaría con una sinagoga reformista cercana para crear una congregación conocida como Shirat Hayam. Años después asistió a la Mainland Regional High School en Linwood, Nueva Jersey, donde se graduó como “valedictorian” (título académico para el estudiante de mayor rendimiento de una clase de graduación de una institución académica en los Estados Unidos).
El abuelo materno de Reses, Peter, emigró a los Estados Unidos en 1938 como un refugiado de 15 años por el avance de Adolf Hitler en Lituania. Según las memorias que su abuelo Peter escribió y que la madre de Reses donó tiempo después al Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, la madre, la hermana y varios otros miembros de la familia de Peter fueron asesinados por los nazis. La abuela materna de Reses, Vera Hirshberg, fue una periodista que llegó a trabajar de redactora de discursos del presidente Richard Nixon.
Nieto de sobrevivientes del Holocausto nazi, hoy trabaja en una oficina fuertemente marcada por un cristianismo nacionalista militante representado por su jefe inmediato.
Reses estudió políticas públicas en la Universidad de Princeton, donde obtuvo un BA (2009-2013), en el Woodrow Wilson School of Public Policy, y luego un JD en derecho en la Universidad de Stanford (2023). Un demócrata registrado al ingresar a Princeton, quien de adolescente había sido además un activista de la suba de impuestos y un público crítico de la comentarista conservadora Ann Coulter, al entrar en contacto con el estudio y la vida universitaria empezó a identificarse con el Partido Republicano. Antes de esto incluso fue pasante de John Kerry primero y de Hilary Clinton después en la interna demócrata contra Barack Obama. Dijo en una entrevista con The Press of Atlantic City en 2017: “Princeton me cambió y cambió mi visión del mundo”. Ya en 2010, sus primeras vacaciones en la universidad lo encontraron como pasante para el sitio web Daily Caller del mundialmente conocido periodista Tucker Carlson. En 2012 por primera vez haría campaña por un republicano: Mitt Romney.
Nieto de sobrevivientes del Holocausto nazi, hoy trabaja en una oficina fuertemente marcada por un cristianismo nacionalista militante representado por su jefe inmediato.
Su primer compromiso político conocido fue como estudiante del último año del colegio secundario. Ahí Reses hizo campaña para aumentar los impuestos en su comunidad, apoyando un referéndum finalmente exitoso de 42 millones de dólares destinado a pagar las reparaciones y mejoras para la escuela pública. De ese choque electoral sale su primera declaración política pública: “la comunidad pagó la educación de sus hijos, y es particularmente injusto que no voten por los presupuestos, o el referéndum… [Hacen] cualquier cosa para evitar que los impuestos suban, pero están ignorando el costo humano”. Curioso inicio de un futuro militante republicano.
En la Universidad participó de grupos como College Republicans, Tigers for Israel y el International Relations Council. Fue miembro de la fraternidad Phi Beta Kappa y se convirtió en colaborador del diario de la universidad, el Daily Princetonian.
El conflicto árabe-israelí en Medio Oriente también es un tema de primera magnitud para Reses. Como parte de su actividad en el grupo Tigers of Israel en Princeton, publicó artículos en The Daily Princetonian sobre la cuestión. Contrario al reconocimiento del Estado Palestino por parte de la ONU, un debate muy presente en 2011, argumentó que la medida dejaría sin resolver las principales disputas del conflicto israelí-palestino. Decía en dicho artículo que “Esta votación tendrá consecuencias. Destruirá aún más el espíritu del marco de paz mediante las negociaciones de Oslo. Endurecerá las posiciones de todos los actores en este drama internacional en un momento en que la flexibilidad es más necesaria. Y dará a los enemigos de Israel un nuevo garrote retórico”.
Antes de ser un hombre, para usar un concepto de Carl Schmitt, con “acceso al poderoso” (en este caso Vance), Reses pasó por toda una serie de trabajos que fueron su propia escalera a la cumbre del poder de la máxima potencia del mundo. Entre otros puestos y trabajos fue becario del Claremont Institute –uno de los centros de pensamiento conservadores más importantes de Estados Unidos–, pasante en el comité de presupuesto del senado (2012), investigador del Baron Public Affairs (2013-2014), asesor del CEO del Heritage Action for America (2014-2018) y asesor senior del senador republicano Josh Hawley (2019-2020), hoy uno de los aliados más importantes del vicepresidente. Ya en 2020 comenzó como Chief of Staff del senador JD Vance a quien acompañó en su campaña en el camino de Donald Trump a la presidencia en 2024.
Antes de ser un hombre, para usar un concepto de Carl Schmitt, con “acceso al poderoso” (en este caso Vance), Reses pasó por toda una serie de trabajos que fueron su propia escalera a la cumbre del poder de la máxima potencia del mundo.
Reses, quien apenas tiene treinta y tres años, se destacó desde muy joven. En 2017, cuando todavía trabajaba para la Heritage Action for America, fue seleccionado como uno de los “Forbes ’30 under 30′ list” de dicha publicación. “Vamos a ser la generación que no tuvo los descansos que pensaron que tendrían, y que puede tener problemas para tener el éxito que debería”, dijo en la entrevista de Forbes en los inicios del gobierno del Trump 1.0. En la Heritage Action for America, una de las organizaciones conservadoras más influyentes del país vinculada al Partido Republicano, trabajó como un estratega top. Ahí redactó la Revisión de la Plataforma Presidencial de Heritage Action, que evaluó las posiciones políticas de cada candidato presidencial durante las primarias, y fue la persona encargada de la organización con el objetivo de derogar el Obamacare y un partidario de limitar radicalmente la inmigración (estos fueron sus dos grandes impulsos para dejar el Partido Demócrata y meterse en el Partido Republicano). Reses es un especialista en política pública, pero no es meramente un tecnócrata. Era en sus años en la Heritage Action for America un ideólogo y activista. Y lo sigue siendo.
Reses es un especialista en política pública, pero no es meramente un tecnócrata. Era en sus años en la Heritage Action for America un ideólogo y activista. Y lo sigue siendo.
Galaxia J.D. Vance
Para entender el presente de Reses, y su futuro también, hay que hacer brevemente foco en Vance. Con todos los reflectores encima, después de esquivar las balas, una en particular que pasó increíblemente cerca, fue Donald Trump quien nombró a JD Vance como su compañero de fórmula en su exitoso camino a la Casa Blanca por sugerencia, entre otros, de Peter Thiel. Mucho ya se ha dicho sobre este ex senador por Ohio de 40 años. Que viene de las zonas castigadas por la desindustrialización de Estados Unidos y que fue súper crítico de Trump –lo llamó “el Hitler de América”– y después se hizo trumpista. ¿Camino de Damasco u oportunismo? Que nadie tire la primera piedra. Además, escribió un libro interesante, Hillbilly Elegy, que se hizo película en Netflix. Una suerte de testimonio de los condenados de la globalización relatado desde la periferia interna de los países centrales. El libro fue primero en ventas de The New York Times, un periódico que hoy lo llora a diario. Un bestseller, en fin.
El libro cuenta la historia de cómo pegó en el corazón de Estados Unidos el ciclo de globalización que se inició en los años setenta con la deslocalización de empresas industriales a China. El costo social del crecimiento económico del líder aceleracionista chino Deng Xiaoping que llegó al poder en 1979. Y Vance entró fuerte a la esfera pública con ese libro en 2016. Fue algo así como una traducción a los progresistas de las grandes ciudades, justamente los lectores del NYT, de lo que venía ocurriendo en la “América profunda”. Vance es un ex combatiente de Irak que estudió derecho en Yale y fue catapultado a la política gracias al financiamiento exorbitante del ya mencionado empresario Peter Thiel (creador de Paypal y Palantir, financiador inicial de Facebook y socio de Elon Musk). Y es bajo la influencia de Thiel que Vance se convirtió al catolicismo y se empapó de las ideas del filósofo y antropólogo francés René Girard. A Reses le toca participar desde un lugar fundamental de esa galaxia atípica en la política estadounidense.
Y es bajo la influencia de Thiel que Vance se convirtió al catolicismo y se empapó de las ideas del filósofo y antropólogo francés René Girard. A Reses le toca participar desde un lugar fundamental de esa galaxia atípica en la política estadounidense.
Factótum
Desde 2022 Reses es el brazo derecho de Vance, y como señalan quienes siguen de cerca el funcionamiento de ese pequeño mundo, es un factótum del éxito del actual vicepresidente de Estados Unidos. Uno de sus asesores más cercanos hace años, que acompañó el acercamiento a Trump mientras parte del entorno del vicepresidente se corría al costado. Reses, señalan diversas fuentes, es un organizador obsesivo y un estratega nato.
Pero más allá de haberse quedado junto a Vance y haber acompañado esta “conversión” al trumpismo, Reses, al igual que el vicepresidente, ha sido un fuerte crítico de Trump en el pasado. Sin ir más lejos, en 2012 escribió un artículo titulado “2012: Opportunity or Crisis for Tea Party Conservatism?” y ahí decía que “la narrativa dominante de los medios de comunicación, por supuesto, ha sido que la derecha es culpable de asustar, que Barack Obama es realmente un moderado populista que está siendo arrastrado por los partidarios que lo verán fracasar a cualquier precio para el país. Esta narrativa, apoyada por los hombres de paja –Rush Limbaugh, Donald Trump y Joe Walsh– que se ciernen en la mente de los periodistas liberales, ha sido bastante efectiva durante los últimos dos años”. Esta posición crítica hacia Trump continuó tiempo después mientras trabajaba asesorando al CEO de la Heritage Action for America. Ahí Reses buscó persuadir a los republicanos de que Trump sería un mal candidato presidencial para Estados Unidos. Su candidato era más bien el senador de Texas, Ted Cruz. Incluso en 2016 escribió un artículo para la revista National Review junto al CEO del Heritage Action for America de ese momento, Michael Needham, a la postre Chief of Staff del senador Marco Rubio. Ahí decían, justo cuando Trump empezaba a picar en punta como posible ganador de la primaria republicana, que los republicanos no debían renunciar a sus principios tradicionalmente conservadores. Hoy Needham es el 37avo. y actual Consejero del Departamento de Estado desde 2025. Como puede verse, el giro de gente como Vance, Needham y Reses no es tan extraño. Solo así se explica tanto la tolerancia de muchos conservadores hacia Trump como la conversión de otros. Solo una facción neoconservadora decidió abandonar el barco republicano e incluso pedir refugio con los demócratas, como hicieron Dick y Liz Cheney, Bill Kristol y otros, que pese a ser republicanos han apoyado a candidatos como Kamala Harris, tan identificados con la era Bush contra la que el propio Trump batalla notablemente.
Hay muy pocos rastros de sus opiniones públicas o incluso de redes sociales. Como señalan medios como Times of Israel, y como puede comprobarse en redes sociales, “es intensamente privado, dejando poco registro digital de sus puntos de vista”, y tanto él como muchas personas cercanas a él se niegan a ser entrevistadas.
“Es intensamente privado, dejando poco registro digital de sus puntos de vista”, y tanto él como muchas personas cercanas a él se niegan a ser entrevistadas.
Reses, como Chief of Staff de Vance en el Senado, ha sido un hombre clave en colaboraciones con otros políticos, tanto republicanos como con líderes demócratas. La senadora demócrata Elizabeth Warren ha sido una de ellas, quien dijo alguna vez a sitios como Politico que “es fantástico trabajar con él”. Ahí la senadora se refiere a Vance, pero el vínculo entre ellos era, lógicamente, el propio Reses. Vance sostuvo como senador ideas como que la legislación republicana de las últimas décadas era un error o que los republicanos deberían ignorar las ideas basadas en el libre mercado que han adoptado en los últimos 50 años. De ahí la colaboración en lo relativo a temas como la insulina o los bancos.
El periodista Zaid Jilani tuvo diversos encuentros con Reses y, si bien sus declaraciones fueron off the record, ha dicho, en línea con los puntos que conectaron a Vance con Warren en el Senado, que “Jacob está preocupado por la explotación corporativa de los trabajadores y el trato a los pobres, y por las personas que son estafadas por prestamistas de día de pago o compañías farmacéuticas”, dijo Jilani. “Mi sensación es que parte de la razón por la que este populismo conservador está ocurriendo en el Partido Republicano es que personas como Jacob trajeron un conjunto de ideas a la mesa que se inspiraron un poco en su educación religiosa”. Para Jilani, más allá de las posturas conservadoras sobre cuestiones sociales que definen al movimiento populista al que pertenecen Vance y Reses, lo más destacable fue su cooperación con demócratas progresistas como Warren en legislaciones como la mencionada más arriba, destinada a reducir el precio de la insulina en particular o “frenar el poder corporativo” en general. Reses parece ser una rara avis si uno lo compara con un republicano tradicional, es decir del último medio siglo, marcado a fuego por la ortodoxia republicana del libre mercado.
Reses parece ser una rara avis si uno lo compara con un republicano tradicional, es decir del último medio siglo, marcado a fuego por la ortodoxia republicana del libre mercado.
“Realmente he tenido una sensación de lo que significa tratar de llevar una buena vida y hacer lo correcto para los demás”, dijo una vez Reses. Veremos en los próximos años qué entienden él y los suyos por “hacer lo correcto”.
Reses bajo Trump 2.0
Como dijimos más arriba, Reses es un político reservado. Ya no publica sus opiniones, su cuenta de X tiene candado y no da entrevistas. Acompañar a Vance, cuenta su madre, era el “trabajo soñado”. Esto tiene mucho sentido. Ambos son, en varios sentidos, rara avis si uno considera lo que fue el Partido Republicano en el último medio siglo. Además, ambos tienen una conexión con lo religioso, uno católico y el otro judío que, a su vez, al menos eso ha dicho Vance, están conectados entre sí porque hay una “continuidad histórica entre el judaísmo y el catolicismo”, siguiendo el argumento de pensadores conservadores como James Orr y Yoram Hazony, el primero católico y el segundo judío, ambos miembros de la Edmund Burke Fundation y con fuerte influencia en el vicepresidente y en el movimiento conservador a nivel mundial. También Vance habló con admiración sobre el papel del judaísmo en la política nacional israelí. Esto, podemos interpretar, es lo que Vance puede querer importar de los grupos más cerrados y extremos de la política israelí, entre religiosa y populista. Es decir: hay una búsqueda de traducir el modelo, que también podemos encontrar en otras derechas europeas como la de Giorgia Meloni –igualmente influenciada por Hazony– de un nacionalismo conservador. La utopía del etno-estado propio parece ser un sueño en boga entre distintos nacionalismos de inspiración judeocristiana.
El tiempo dirá el porvenir del trumpismo 2.0. tanto a nivel interno como en el plano internacional en general y en lo relativo a América Latina en particular. Por lo pronto vivimos un tiempo revolucionario en el que Estados Unidos pareciera realizar un simulacro de derrota de una guerra: una retirada del mundo que en parte creó. Con sus instituciones y su cooperación internacional. Con sus valores y su globalización. En ese plano, frente a un Donald Trump de 78 años, el rol de jóvenes como Vance y Jacob Reses es una clave para pensar el futuro de la política estadounidense y mundial. Ambos responden a un nuevo Partido Republicano en ciernes que es radicalmente diferente en muchos sentidos al de Ronald Reagan y su ortodoxia neoliberal y fukuyamista, pero que tampoco están en diversos puntos en el mismo cuadrante que Donald Trump. Mientras que el presidente de Estados Unidos, que también tuvo su paso por el Partido Demócrata, como muchos de sus colaboradores, parece ser un cínico y un pragmático que se acerca al cristianismo nacionalista por razones utilitarias, gente como Vance y Reses parecen tener visiones mucho más atravesadas por un compromiso, no exento de esoterismo, y una visión postliberal más acorde con el mundo fragmentado que experimentamos. La de ellos es una respuesta, más allá de compartirla o no, a la crisis de sentido que vivimos. Quien se encuentre con esta nueva generación de “creyentes” hoy debe tener elementos que le permitan interpretar el presente y mirar el futuro, que ya está entre nosotros.