“La mayoría de las marcas tienen una fábrica aquí porque su objetivo es exportar a Estados Unidos, y pueden hacerlo dejando un pequeño porcentaje de lo que hacen para México, pero BYD pondrá la planta solo para mexicanos”. Esta frase utilizó Ray Zou, el presidente de la compañía de automóviles china en México para ratificar que el avance de la firma en el territorio continúa pese a las presiones y medidas de los Estados Unidos contra la expansión comercial china. BYD quiere colocar una planta de ensamblaje en México únicamente para comercializar en el país, que de acuerdo a una nota de Reuters, podría alojarse en Puebla, San Luis Potosí o Nuevo León. Según un reporte de Wired con datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), México está en continuo crecimiento respecto de la exportación de vehículos, ocupando el tercer lugar a nivel global (la Unión Europa y China ocupan los primeros espacios).
El interrogante que surge es cuál será la posición de EE UU, que acostumbra a amenazar con cláusulas (reglas de origen) y paneles de arbitraje del TMEC, frente al aterrizaje de más de 20 marcas de automóviles chinos en México (destacan NYD, Chirey, Omoda, Geely, Bestune, Jetour, Great Wall Motors, JMC, BAIC, SEV, GAC Motors, MG y Jac –ya cuenta con una armadora en el país–). El gravamen estadounidense del 100% a los autos chinos dejan al vecino latinoamericano en un aprieto que, conforme escale la afrenta comercial, sobre todo en época electoral, podría desencadenar en mayores presiones.
BYD es el séptimo mayor fabricante de automóviles del mundo –también se dedican a transporte ferroviario y nuevas tecnologías en materia energética–, con un crecimiento interanual del 40% y casi un millón de autos vendidos en el segundo trimestre de 2024 superando a Honda y Nissan.