Hace un mes, el diario holandés Trouw reveló que Rusia estaba adquiriendo tecnología holandesa para la fabricación de microchips a través del comercio chino, eludiendo así restricciones comerciales impuestas por la OTAN. De acuerdo con CBC News, Rusia también estaría haciéndose de microelectrónicos canadienses desde el comienzo del conflicto bélico en Ucrania mediante un esquema internacional que involucra a empresas fantasmas y agentes navieros que compran e ingresan componentes tecnológicos a Rusia. Según información del portal canadiense, el Kremlin ya habría logrado importar al menos mil millones de dólares en productos que están bajo sanciones comerciales.

A pesar de la evidencia recolectada, el gobierno canadiense no ha iniciado ninguna acción legal en contra de estos esquemas de comercio ilegales a través de los cuales Rusia obtiene tecnología aplicada a la guerra.