Se cumplieron 35 años desde la Invasión de Estados Unidos a Panamá. La denominada “Operación Causa Justa”, realizada el 20 de diciembre de 1989, consistió en que miles de soldados estadounidenses desembarcaron en Panamá y asesinaron a por lo menos 516 personas, de las cuales 202 eran civiles, según las estimaciones del Pentágono. Sin embargo, distintas organizaciones de derechos humanos panameñas señalan que, si bien no hay cifras exactas, la invasión pudo haber causado la muerte de hasta cuatro mil civiles panameños. En su momento, tanto la Asamblea General de las Naciones Unidas como la Organización de los Estados Americanos y el Parlamento Europeo condenaron la invasión como una fragante “violación del derecho internacional”.
Durante su tradicional conferencia de prensa semanal, realizada los jueves, el presidente José Raúl Mulino afirmó que la fecha representaba “un día muy trágico para la historia del país”, y pidió “reflexionar” sobre “por qué se llegó a esa situación”. Dando la espalda a tres décadas de exigencias por memoria y verdad, Mulino señaló, en un tono complaciente con Estados Unidos, que las tropas habían entrado al país para capturar al dictador Manuel Antonio Noriega, quien enfrentaba cargos por narcotráfico. “¿Qué hubiera pasado si no se terminaba la dictadura?” preguntó el mandatario, agregando que la invasión se había producido luego de las numerosas “advertencias de lo que podía pasar si seguíamos como país tentando al diablo”. “Se hicieron las advertencias, se trató de conversar tanto aquí como en Washington con muchas autoridades de Estados Unidos (…) nos ayudó muchísimo Carlos Andrés Pérez, entonces presidente de Venezuela, Óscar Arias de Costa Rica, entre otros líderes latinoamericanos” dijo.
“No estoy justificando la acción [invasión], porque como parte del Gobierno de Guillermo Endara sufrí, viví, lo que pasó después de ese día”, declaró el mandatario. “Nadie puede, independientemente de en qué equipo bateaba, estar satisfecho con lo que pasó. […] Lo que tenemos que reflexionar mañana, a propósito de la fecha, es vernos en aquel espejo y evitar, mañana y siempre, que este país caiga en un proceso de división y de enfrentamiento como aquel proceso que yo viví en primera fila, con toda la dirigencia política a través de la Cruzada Civilista.” Agregó que “allí cayó gente de lado y lado, inocentes que por estar en un lugar explotó una bomba… para mí todos fueron víctimas esa noche”.
El viernes 20 de diciembre se realizaron marchas reclamando justicia histórica por la invasión. Durante las manifestaciones, el secretario general de la Central Nacional de los Trabajadores de Panamá (CNTP), Alfredo Graell, señaló que la fecha tiene “un profundo sentimiento patriótico”, pues “la resistencia popular se hizo saber ante la presencia de más de 26 mil soldados invasores, en una injustificada ofensiva que sembró la muerte y heridas hasta el momento sin sanar”.