La gestión del gobierno de Lula da Silva en Brasil cierra con optimismo un periodo difícil en materia económica por la devaluación del real. El PIB de Brasil creció a la par del de China durante el último trimestre, mientras que el desempleo alcanzó un punto bajo de 6.2% en octubre, con índices de ocupación que tocaron los 103.6 millones de personas.
Por otro lado, el mapa de la miseria y la pobreza se redujo drásticamente. Es la primera vez en diez años que el porcentaje de población en pobreza cae debajo del 30%. Además, se anunció recientemente la exención impositiva para personas de bajos ingresos. En materia de educación, el programa Pé-de-Meia benefició a cuatro millones de estudiantes de la educación media.
En cuanto a su papel internacional como potencia emergente, Brasil fue sede del G20 y se convirtió en el segundo país con mayores inversiones extranjeras, según la OCDE.