El martes 14 de enero, la Organización Internacional de Migraciones de Naciones Unidas informó que un millón 41 mil personas sufrieron desplazamiento forzado en Haití durante el año pasado. Estos desplazamientos, producto de la inseguridad y la violencia, se triplicaron con relación al 2023, agravando aún más la crisis humanitaria que sufre el país caribeño.
Como resultado de la violencia que se ha apoderado del país, “casi uno de cada ocho niños y niñas está desplazado internamente en Haití”, informa UNICEF. Se calcula que más de la mitad del total de desplazados en el país son niños y niñas. Además, alrededor de tres millones de niños y niñas necesitan asistencia humanitaria en Haití. La agencia dependiente de la ONU denuncia que debido a “la falta de otros medios de supervivencia o protección”, cada vez más niños y niñas se ven obligados a unirse a grupos criminales. Se calcula que, tan sólo en el último año, el reclutamiento de menores ha aumentado en un 70%, y se estima que “prácticamente la mitad de los integrantes de los grupos armados son niños y niñas”.
Estas lamentables cifras llegan la semana en que se cumplen 15 años del terremoto ocurrido el 12 de enero de 2010, cuando una sacudida de magnitud 7.3 azotó Haití, matando a más de 200 mil personas y dejando a 1.5 millones de haitianos sin hogar. El Vaticano reseña que, desde entonces, “la crisis que afecta al país caribeño ha pasado por varios puntos de inflexión: desde las protestas masivas de 2019, al terremoto del año siguiente, hasta el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, y la actual propagación de las incursiones de pandillas, que en la primera mitad de 2024 se aglutinaron, desencadenando una nueva espiral de violencia, a pesar del nombramiento de un nuevo primer ministro. Según fuentes de la ONU, en 2024 más de cinco mil 600 personas murieron en la violencia, más de dos mil resultaron heridas y más de mil 400 fueron secuestradas”.