Durante la última semana, el gobierno de Luis Abinader deportó a más de 11 mil haitianos. Se trata de la primera deportación masiva que realiza, luego de que el pasado miércoles 2 anunció que endurecería sus políticas migratorias y que empezaría la expulsión de hasta 10 mil haitianos por semana. El gobierno justifica las medidas alegando que hay un “exceso” de inmigrantes haitianos, quienes escapan de la dramática situación de violencia y hambre que atraviesa su país. Con ello da inicio una de las mayores deportaciones de este tipo en la historia reciente de República Dominicana.

En respuesta, los funcionarios haitianos solicitaron una reunión de emergencia en la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde el representante permanente de Haití, Gandy Thomas, calificó las deportaciones como “una estrategia de limpieza étnica” y “una campaña discriminatoria contra los haitianos debido a su nacionalidad y el color de su piel”. También recordó “los terribles acontecimientos de octubre de 1937, cuando cerca de 37 mil ciudadanos haitianos fueron masacrados en las zonas fronterizas por el ejército dominicano bajo las órdenes de Rafael Leónidas Trujillo”, agregando que estos “trágicos acontecimientos forman parte de un pasado doloroso que nadie quiere revivir”. Thomas condenó la medida del gobierno de Abinader, señalando que “este mes de octubre de 2024, constatamos con tristeza que los derechos fundamentales de los migrantes haitianos continúan siendo violados”. Pidió diálogo y una “solución respetuosa”, afirmando que las deportaciones “empeorarán la fragilidad de nuestra infraestructura mientras que los deportados llegarán sin apoyo, sin recursos y sin vínculos con su comunidad”.

De igual manera, el primer ministro haitiano, Garry Conille, a través de X (antes Twitter), calificó la medida como una “una violación de los principios fundamentales de la dignidad humana”. Asimismo, afirmó que dió una orden para “coordinar y fortalecer” la respuesta “diplomática y humanitaria”.

En los últimos años, Abinader ha sido señalado en reiteradas ocasiones por sus duras y discriminatorias políticas contra la migración haitiana. El gobierno ha cerrado las fronteras y está construyendo un muro para dividir ambos países, mientras su retórica viene  alimentando el racismo en el país.