El proyecto Arazatí, también conocido como Neptuno, sigue siendo un foco de discordia en Uruguay. Presentado en 2022 por el gobierno de Lacalle Pou como una solución integral a la crisis hídrica que vive el país, cuyo pico máximo fue en 2023, propone la construcción de una planta potabilizadora que tomaría agua del Río de la Plata. Según el oficialismo, si la planta ya hubiese estado operativa, la crisis habría sido mucho menos severa. El ingeniero Francisco Gross defiende el proyecto como la única opción viable, subrayando que las alternativas, como la represa en Casupá, no resuelven la necesidad de diversificación de fuentes.
Sin embargo, dirigentes del Frente Amplio, como la candidata a la vicepresidencia Carolina Cosse, han cuestionado duramente la iniciativa, tildándola de cara e ineficiente. El senador Mario Bergara también criticó los sobrecostos del proyecto y planteó que no cumple con las expectativas iniciales del gobierno. Mientras que el oficialismo lo presenta como esencial para el futuro del suministro de agua en Uruguay, el Frente Amplio sostiene que la decisión es precipitada y mal fundamentada, alertando sobre el impacto financiero a largo plazo.
Una parte del proyecto alcanzó a ser financiado y ejecutado por el consorcio privado Aguas de Montevideo, integrado por varias empresas uruguayas y brasileñas, entre ellas Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast Industria y Comercio LTDA. Se estima que este consorcio invertiría alrededor de 300 millones de dólares para la construcción y operación de la planta, mientras que OSE, la empresa estatal de aguas, asumiría pagos anuales de unos 50 millones de dólares durante 17 años, sumando un total de 900 millones de dólares.
El proyecto ha estado suspendido por decisiones judiciales y enfrenta la oposición de organizaciones sociales que han cuestionado su viabilidad ambiental y los posibles riesgos para la calidad del agua. Estas organizaciones han llevado el caso ante la justicia y movilizado protestas bajo el lema «No es sequía, es saqueo», defendiendo que las autoridades deben considerar alternativas como la construcción de represas en lugar de tomar agua del Río de la Plata.