El lunes 3 de febrero, Marco Rubio y el presidente Bukele firmaron un acuerdo en El Salvador para que Estados Unidos pueda deportar a inmigrantes indocumentados de cualquier nacionalidad al país centroamericano. Rubio calificó esta disposición como “un acto de extraordinaria amistad” hacia Estados Unidos: “El Salvador ha aceptado el acuerdo migratorio más extraordinario y sin precedentes en el mundo”, afirmó. Según el pacto, este país seguirá aceptando la deportación de salvadoreños que “ingresaron ilegalmente a Estados Unidos” y también “aceptará la deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal, independientemente de su nacionalidad, ya sea de la MS-13 o del Tren de Aragua, y los albergará en sus cárceles”.
A través de su cuenta de X, Bukele afirmó que su gobierno ofreció a Estados Unidos “la oportunidad de externalizar parte de su sistema penitenciario”, albergando a presos en el Centro de Internamiento del Terrorismo (CECOT), una megacárcel de máxima seguridad con capacidad para 40 mil reclusos, construida en 2022. “Estamos dispuestos a admitir únicamente a criminales convictos, incluidos ciudadanos estadounidenses, en nuestra mega prisión (CECOT) a cambio de una tarifa. La tasa sería relativamente baja para Estados Unidos, pero significativa para nosotros y haría sostenible todo nuestro sistema penitenciario”, dijo el mandatario.
Rubio elogió la propuesta de Bukele y aseguró que el gobierno estadounidense la “estudiará”. “Nadie ha hecho jamás una oferta como ésta: externalizar, por una fracción del costo, al menos a algunos de los criminales más peligrosos y violentos que tenemos en Estados Unidos”, afirmó el secretario.
Los dos países también firmaron un acuerdo de cooperación en materia de energía nuclear, denominado Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Estratégica Nuclear Civil (NCMOU). Según el Departamento de Estado estadounidense, el acuerdo tiene como objetivo “promover la cooperación nuclear pacífica”. Por su parte, la canciller salvadoreña, Alexandra Hill Tinoco, quien firmó el acuerdo en representación de El Salvador, afirmó que la iniciativa forma parte de “una estrategia más” del presidente Bukele para “abastecer energía las 24 horas del día a un precio competitivo, sin depender de la geopolítica ni de los precios del petróleo”. Rubio señaló que Estados Unidos busca hacer de El Salvador un lugar “donde todas las tecnologías, todas las industrias y todas las promesas de este nuevo siglo puedan encontrarse”.