El lunes 17 de febrero, Costa Rica anunció que recibirá a unos 200 migrantes de otros países deportados por Estados Unidos. Días más tarde, el viernes 21, el país centroamericano recibió el primer vuelo con 135 migrantes deportados, la mitad de los cuales son niños.
El pasado miércoles 19, el presidente Rodrigo Chaves justificó la recepción de estos deportados señalando que Estados Unidos “nos está tratando muy bien y nosotros a ellos también, porque somos colaboradores cercanos”, en medio de fuertes críticas. “Estamos ayudándole al hermano económicamente poderoso del norte, a quien si nos ponen un impuesto en zona franca nos friegan –que no creo que lo vayan a hacer– y además amor con amor se paga. 200 (migrantes) vienen, los tratamos bien y se van”.
Estas deportaciones son parte del acuerdo que el presidente Chaves estableció con el secretario de Estado Marco Rubio durante su visita a San José a principios de febrero. Allí, Rubio había asegurado –con tono amenazante– que “es mejor ser amigo que enemigo” de los Estados Unidos.