Tras los recientes asesinatos de alto perfil de Hezbolá y Hamás, Israel se prepara para un posible ataque de represalia iraní. El general estadounidense Michael Kurilla, a cargo del Comando Central (CENTCOM), viajó al Estado sionista el domingo pasado para ejercer un rol de coordinación junto con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Sin embargo, el resultado de esta visita oficial resultó en el desembolso de 3 mil 500 millones de dólares notificado –el jueves por la noche– por el Departamento de Estado a los legisladores. El dinero proviene de la ley de financiación suplementaria de 14 mil 100 millones de dólares para Israel aprobada en el Congreso en abril de este año; y únicamente puede utilizarse para comprar sistemas de armas avanzados y otros equipos del país norteamericano a través del programa de Financiación Militar Extranjera.

Pese a que funcionarios de primera línea del gobierno de Joe Biden defienden públicamente una desescalada del conflicto, el envío de armamento financiado por Washington no cesa al igual que las amenazas de Israel hacia los países vecinos: “Nos estamos preparando para luchar en cada escenario, en todos los frentes. Nuestros ataques de largo alcance en la Franja de Gaza en Yemen, en Beirut, y donde sea necesario”, dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu en aras de expandir el conflicto bélico más allá de Gaza.