REPORTE ESPECIAL

Elecciones en el Cono Sur: Uruguay, Brasil y Chile

Ilustración: Traza Continental

URUGUAY | Elecciones presidenciales y parlamentarias: Victoria del Frente Amplio con la Coalición Republicana muy cerca, a definirse en segunda vuelta

Yamandú Orsi, el candidato presidencial del Frente Amplio (FA), fue el más votado en las elecciones del pasado 27 de octubre: logró un 46.7% de la votación, con una ventaja de 17 puntos porcentuales sobre el oficialista Álvaro Delgado, candidato del Partido Nacional (PN), quien quedó en segundo lugar. Sin embargo, Orsi no pudo imponerse en la primera vuelta debido a que la legislación electoral establece que para ganar se requiere obtener el 50% más uno de los sufragios. Desde la reforma constitucional de 1997, impulsada por el entonces presidente Julio María Sanguinetti, solo Tabaré Vázquez ha logrado la victoria en primera vuelta, en 2004. Esta nueva ley empuja a un balotaje sin importar la diferencia de votos y favorece a los partidos que pueden formalizar alianzas en una segunda vuelta, un mecanismo que ha sido utilizado por la coalición de derecha, actualmente en el poder, en su “gobierno de coalición republicana”.

De los 2 millones 765 mil 903 uruguayos habilitados por la Corte Electoral para votar dentro del territorio nacional, emitieron su voto 2 millones 441 mil 238 ciudadanos. Si bien el porcentaje de abstención fue el más alto desde las elecciones de 1989, la participación ciudadana se mantuvo en sus altos promedios históricos, alcanzando el 89.46%.

Resultados generales para las fórmulas presidenciales

En estas elecciones presidenciales se enfrentaron 11 fórmulas. En total, la Coalición Republicana alcanzó un 45% de los votos, sumando lo obtenido por los partidos tradicionales que la conforman: el Partido Nacional (PN) obtuvo un 26.2%, el Partido Colorado (PC) llegó al 14.3%, y Cabildo Abierto (CA), formación de extrema derecha vinculada a la “familia militar”, obtuvo 4.5%. Por su parte, el Frente Amplio obtuvo un 46.7% de la votación, mientras que el grupo de partidos pequeños sumó en conjunto un 8.3%, incluyendo al Partido Identidad Soberana (1.2%), Partido Independiente (1.8%), Partido Asamblea Popular (0.9%), Partido Constitucional Ambientalista (0.4%), Partido Ecologista Radical Intransigente (0.6%), Partido Por Los Cambios Necesarios (0.3%) y el Partido Avanzar Republicano (0.2%)​. Además, 64 mil 807 personas (2.69%) votaron en blanco y 57 mil 791 ciudadanos (2.4%) optaron por anular su boleta.

La fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse del Frente Amplio cosechó un millón 57 mil 515 sufragios. En esta primera vuelta, los partidos de la Coalición Republicana (PN, PC y CA) presentaron tres fórmulas autónomas, pero irán juntos a la segunda vuelta respaldando la candidatura de Álvaro Delgado, impulsado por el PN, quien obtuvo los mejores resultados de entre las opciones presentadas por estos partidos, con 664 mil 147 votos.

Considerando los votos que obtuvo cada partido por separado, el Frente Amplio fue el ganador en 12 de los 19 departamentos de Uruguay. Pero si se suman los votos de los partidos que conforman la Coalición Republicana, se observa que este bloque venció al Frente en 17 de los 19 departamentos. En varios de éstos, como Rocha, Paysandú, Soriano, Colonia y Florida, la Coalición superó al Frente Amplio por un margen de entre 10 y 20%. En otros siete departamentos –Maldonado, Lavalleja, Flores, Treinta y Tres, Durazno, Cerro Largo y Tacuarembó– la diferencia fue de entre 20 y 30%. La mayor victoria de la Coalición se registró en Rivera, donde el conjunto de sus partidos alcanzó el 66.73% de la votación, mayoritariamente del Partido Colorado, superando en más de 40 puntos el 26.03% obtenido por el Frente Amplio. El departamento de Artigas también favoreció a la Coalición oficialista, que aventajó por más de 30 puntos a la izquierda.

El Frente Amplio sólo derrotó a la Coalición Republicana, tomada como bloque, en Montevideo y Canelones. La capital es bastión histórico del FA, donde ha sido la fuerza política mayoritaria desde hace más de 30 años. En esta ocasión aumentaron un 7% sus votos respecto a 2019 y lograron un aumento del caudal electoral en todos los barrios de esa ciudad. Por otro lado, en Canelones se expresó la simpatía por Yamandú Orsi, quien fungió como intendente de ese departamento y terminó su mandato con siete de cada diez vecinos aprobando su gestión.

Resultados en la Cámara de Diputados y Senadores

En Uruguay no hay elecciones de medio término, por lo que los 30 senadores y 99 diputados que conforman el Congreso se renuevan en su totalidad en las elecciones generales.

En la Cámara de Senadores, el Frente Amplio obtuvo 16 bancas, mientras que el Partido Nacional logró nueve y el Partido Colorado alcanzó cinco. En la Cámara de Diputados, el Frente se destacó con 48 bancas, seguido por el Partido Nacional con 37, el Partido Colorado con ocho, Cabildo Abierto con cuatro, e Identidad Soberana con dos. Esta nueva distribución refleja una mayor presencia del Frente Amplio en el Senado, mientras que la Cámara de Diputados muestra un panorama más complejo. Se trata de un escenario novedoso para la gobernabilidad en Uruguay: en un eventual gobierno del Frente Amplio, Orsi se enfrentaría una Cámara de Senadores dividida, con una ligera ventaja de la Coalición Republicana; de ganar Álvaro Delgado, tendría que gobernar con minoría en la Cámara de Diputados y un Senado dividido.

Comparando con la composición de 2019, el FA obtuvo seis bancas más en la Cámara de Diputados y tres más en la de Senadores. El Partido Nacional, por su parte, perdió un diputado y un senador. El Partido Colorado sumó cuatro diputados y un senador. Cabildo Abierto perdió nueve diputados y los tres senadores nacionales. Uno de los ganadores de la noche fue Identidad Soberana, liderado por el ex candidato a presidente Gustavo Salle. Este partido es una expresión antisistema que se abrió camino con un discurso crítico hacia todos los partidos que han gobernado. Aunque no alcanzó la banca en el Senado, obtuvo 62 mil votos, lo que le aseguró el ingreso al Parlamento con dos diputados. Así pues, los resultados primarios muestran una Cámara de Diputados sin mayorías claras y dan a Salle el poder para interferir en las negociaciones parlamentarias, con condiciones de otorgar mayoría a cualquiera de los dos bloques.

Analizando los porcentajes de votos, sabemos que la bancada del FA en la Cámara de Senadores se compondrá por nueve representantes que pertenecen al ala del jefe de campaña Alejandro “Pacha” Sánchez (Movimiento de Participación Popular), dos serán de Óscar Andrade Lallana (Frente Líber Seregni) y habrá un senador de Carolina Cosse (sublema del Partido Socialista), otro de Gonzalo Civila (Partido Comunista), uno más de Cristina Lustemberg (Partido Socialista), un senador de Mario Bergara (Fuerza Renovadora) y uno de Felipe Carballo (Compromiso Frente Amplista).

Votación de plebiscitos constitucionales

Los dos plebiscitos habilitados por la Corte para evaluarse junto a la elección presidencial quedaron lejos de superar el 50% de los sufragios necesarios para ser aprobados. Del total de ciudadanos que votaron en blanco, 33 mil 682 se expresaron a favor de ambas iniciativas.

La propuesta impulsada por la central sindical PIT-CNT para reformar los mecanismos de seguridad social, bajar la edad de jubilación de 65 a 60 años, derogando los cambios que implementó Luis Lacalle Pou, eliminar las AFAP y prohibir el ahorro individual para la jubilación obtuvo 934 mil 115 votos (38.81%).

La iniciativa de legisladores de la Coalición Republicana para modificar el artículo 11 de la Constitución y habilitar los allanamientos nocturnos, que están prohibidos desde la redacción original de la Constitución de 1830 y que convierten a Uruguay en uno de los cuatro países del mundo que los impide, alcanzó 947 mil 42 votos (39.35%).

Hacia la segunda vuelta electoral

La segunda vuelta está prevista para el 24 de noviembre. El Frente Amplio considera que su base de apoyo para el balotaje se sitúa en aproximadamente el 44% de los votos que obtuvo en octubre. Para alcanzar la victoria y acceder al gobierno, estiman que necesitarán entre 40 mil y 70 mil votos adicionales, que provendrán de la disminución de apoyo a los partidos de la coalición gobernante. Creen que Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional (PN), no logrará “acarrear” a todos los votantes de su coalición y que los sufragios del partido Identidad Soberana podrían sumarse a la votación del frenteamplismo.

Con miras a la segunda vuelta, el FA se ha propuesto recorrer todo el país y comienza noviembre con un “Ramblazo por Uruguay” en Montevideo, junto a sus candidatos electos. Posteriormente, llevarán a cabo una gira por el interior, priorizando las localidades donde puedan captar más votos.

Por su parte, en la sede del PN ya presentaron su tónica para el balotaje, que destaca la imagen de Álvaro Delgado en primer plano, acompañada de la frase “El próximo presidente para un país en marcha”. La estrategia de Delgado se centra en destacar su perfil “dialoguista” y “articulador”, un activo importante ante la falta de mayoría parlamentaria y la necesidad de fomentar acuerdos interpartidarios. La primera reunión de la Coalición fue entre los candidatos de los partidos, a la que asistieron Delgado y Ripoll (Partido Nacional), Andrés Ojeda (Partido Colorado), Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto), Pablo Mieres (Partido Independiente) y Eduardo Lust (Partido Constitucional Ambientalista). Como plataforma de campaña anunciaron tres actos en conjunto, además de conferencias de prensa en el interior del país que comenzarán la primera semana de noviembre.

BRASIL | Elecciones municipales: entre Lula y Bolsonaro, sale victorioso el “Centrão” conservador

El pasado domingo 27 de octubre, el gigante sudamericano finalizó su proceso de elecciones municipales. Luego de una primera vuelta realizada el 6 de octubre, hubo balotaje en 51 municipios, todos ellos ciudades de más de 200 mil habitantes, incluyendo 15 ciudades capitales. Estas son quizá las elecciones locales más importantes en la historia reciente de Brasil, ya que funcionan como un termómetro político a la mitad del mandato de Lula, quien volvió a la presidencia en una cerrada contienda con Bolsonaro, y arrojan información significativa de cara a las elecciones de 2026 en un contexto de intensa polarización política entre el lulismo y el bolsonarismo. Además, estos resultados impactan directamente en el actual gobierno, que al ser una coalición que funciona como un “gran frente amplio” vuelve a calibrar sus equilibrios internos.

La tendencia general de los resultados indica que el gran ganador de estos comicios es el llamado “Centrão”, que se podría traducir como el “gran centro”. Se trata de un grupo de partidos y parlamentarios tradicionales, que mantienen un asiento permanente en el sistema político brasileño y están vinculados a los distintos conservadurismos del país. A diferencia de las derechas más radicales –las del bolsonarismo–, este grupo hace alarde de su alto nivel de pragmatismo. Se trata de sectores políticos que se dedican a intercambiar votos y favores a cambio de recursos y prebendas. Nacieron de la ingeniería política de los militares que a mediados de los ochenta, durante la transición democrática, buscaron establecer una suerte de poder permanente con el cual todos los gobiernos tienen que lidiar.

En este “Centrão”, el Partido Socialdemócrata (PSD), liderado por Gilberto Kassab, fue el mejor posicionado, conquistando un total de 891 alcaldías, un aumento de 229 alcaldes con respecto a las últimas elecciones. Cabe subrayar que desde 2012 viene aumentando de manera sostenida su presencia territorial en todo el país. El segundo partido mejor posicionado fue el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), encabezado por Baleia Rossi, que logró un total de 864 alcaldías. De esta manera, los resultados de ambos partidos hacen que, en conjunto, este centro conservador pase a controlar el 38% del presupuesto municipal del país.


Algunos resultados en las principales ciudades del país

De las 26 ciudades capitales del país, 13 quedaron gobernadas por sectores de derecha radical o extrema derecha, 11 capitales por la derecha tradicional, y tan solo dos por el progresismo o la izquierdas.

En la estratégica São Paulo, la urbe más rica de Brasil, Ricardo Nunes (MDB) fue reelecto con el 59.5%, contra Guilherme Boulos (PSOL), quien obtuvo el 40%. Con una campaña llena de mentiras y golpes bajos, Nunes logró capitalizar una parte significativa del electorado del ultraderechista Pablo Marçal (PRTB), quien en la primera vuelta había quedado en tercer lugar con el 28.14% de la votación. Su victoria supone un fuerte espaldarazo al gobernador del estado, Tarcisio de Freitas, quien le apoyó activamente desde el principio por su campaña, al contrario de Bolsonaro, quien se mantuvo en una posición ambigua entre Nunes y Marçal. Freitas es uno de los personajes que actualmente disputan el liderazgo de la derecha brasileña para suceder a Bolsonaro, inhabilitado para ser candidato.

La derrota de Boulos tiene un peso importante en sí misma: la candidatura de este destacado activista del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) fue apoyada por Lula. Además, a pesar de contar con cuantiosos recursos financieros otorgados por el gobierno federal (se calcula que gastó R$49 millones más que en las  elecciones anteriores), obtuvo la misma cantidad de votos que en las elecciones del 2020.

En Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, el segundo estado más grande del país, Bruno Engler (PL) logró imponerse contra Fuad Noman (PSD). Esta victoria le da una enorme proyección a Engler por el peso demográfico y cultural de esta ciudad, impulsando su ascenso desde la extrema derecha.

Fortaleza, capital de Ceará, fue la única ciudad donde el PT logró ganar. Aunque de manera ajustada, Evandro Leitão (PT) logró imponerse con el 50.37% de la votación contra el candidato de extrema derecha André Fernandes (PL), quien obtuvo el 49.63%.

En la capital de Goiás, un estado tradicionalmente vinculado al agronegocio del país, el empresario y ex diputado federal Sando Mabel (União Brasil) logró ganarle al candidato del bolsonarismo Fred Rodriguez (PL). Mabel fue respaldado por el actual gobernador, Ronaldo Caiado (União Brasil), figura política de peso entre el poderoso empresariado del agronegocio brasilero.

Entre las ciudades más grandes que no tuvieron segunda vuelta estuvo la capital de Río de Janeiro, donde Leo Vieira (Republicanos) logró ganar en primera vuelta con el 50.36% de los votos. Republicanos es un partido vinculado a la bancada evangélica del país, principalmente al empresario Edir Macedo, fundador y dueño de la Iglesia Universal del Reino de Dios y del grupo mediático Record, uno de los más grandes del país.

La apuesta del empresariado por una “nueva normalidad” conservadora

El diario O Globo, una de las principales empresas mediáticas del país, afirmó en su editorial, dedicado a los resultados electorales, que las urnas “han traído malas noticias para Bolsonaro y para Lula”. También aseguró que marcan un supuesto deseo de “dejar atrás la polarización entre izquierdas y derechas” y de “olvidar el clima bélico y dar prioridad a respuestas concretas a los problemas cotidianos de cada día y dejando de lado las promesas ideológicas vacías”.

Es cierto que los resultados contrastan con la fuerte polarización política entre Lula y Bolsonaro: ninguno de los dos logró que la “disputa por arriba” se tradujera en un resultado favorable para los candidatos identificados con sus figuras. Pero no es menos cierto que un sector del establishment empresarial nombra “fin de la polarización entre izquierdas y derechas” a un giro global del espectro político que desplaza la conversación pública hacia posiciones conservadoras. Los candidatos directamente apoyados por Bolsonaro no salieron triunfantes de esta contienda electoral, pero el anhelo “de normalidad” que los sectores dominantes manifiestan, en medio de la polarización política, sin duda resulta más favorable a las agendas de derecha.

El retroceso de las izquierdas en el espectro político

Si se considera a la derecha de manera global, sumando los distintos partidos que componen ese amplio espectro (Novo, PL, PP, PRD, PRTB, PSDB, Republicanos, União Brasil), se puede afirmar que hubo un leve crecimiento del 5% con respecto a las anteriores elecciones municipales. En total, los partidos de derecha controlarán 2 mil 673 alcaldías, entre las que se encuentran 11 de las 26 capitales de los estados. El centro-derecha se mantuvo relativamente estable con respecto a la última elección: eligió alcaldes en 2 mil 144 ciudades.

Por su parte, el progresismo y las izquierdas (PCdoB, PDT, PSB, PSOL, PT, PB, Rede) tuvieron un retroceso del 13% en relación a las anteriores elecciones municipales. Este grupo perdió 111 alcaldías, de manera que pasará a controlar 752. Uno de los elementos que más llamó la atención de los analistas fue el agrietamiento de la hegemonía en el nordeste brasileño, un tradicional bastión lulista. Este declive se mantiene desde el 2016, luego del golpe de estado contra la ex presidenta Dilma Rousseff (PT), es una tendencia que no se ha logrado revertir durante el actual gobierno de Lula.

Estos resultados nos dan una aproximación general de la extensión territorial de cada uno de los espectros políticos. Sin embargo, si se toman como una radiografía absoluta pueden resultar problemáticos al estar comparando municipios de escalas muy distintas.

Considerando sólo las 103 ciudades más pobladas del país, es decir, aquellas que superan los 200 mil electores, los resultados dan que: la derecha ganó en 56 de las principales ciudades, la centro-derecha (centro político) en 37 y la izquierda tan solo en 10 ciudades.

El retroceso político de las izquierdas en Brasil no es necesariamente proporcional a la derrota política del actual oficialismo. Lo que Lula encabeza es una gran coalición que incluye a ciertos sectores de la derecha tradicional y del centro-derecha. Sin embargo, no quedan dudas de que este declive político de las izquierdas reduce la capacidad de maniobra de Lula en el Palacio de Planalto.

Finalmente, uno de los aspectos más destacados de estas elecciones fue el crecimiento de la abstención electoral. Casi 9.9 millones de personas, es decir, el 29.26% del padrón electoral, no fueron a votar durante la segunda vuelta. Es una abstención centésimas por debajo de la observada durante la pandemia, que alcanzó el 29.59%. Esta situación llevó a la Corte Electoral a anunciar que abrirá una investigación sobre las causas del absentismo.

CHILE | Elecciones locales: escenario de “empate” y disputas

Las elecciones municipales de Chile se llevaron a cabo los días 26 y 27 de octubre, marcando un hito al ser las primeras bajo el sistema de inscripción automática y voto obligatorio, tras la promulgación de la Ley 21524. En estas elecciones, los ciudadanos eligieron alcaldes y concejales para las 345 municipalidades del país, donde cada comuna es administrada por un alcalde y un concejo municipal compuesto por entre seis y diez concejales, según la cantidad de electores.

Los resultados preliminares indican una significativa pérdida de alcaldías para el oficialismo de Gabriel Boric, que pasó de 150 a 110, mientras que la coalición de derecha Chile Vamos avanzó a 121 alcaldías.

La jornada también incluyó la elección de gobernadores y consejeros regionales, con algunas regiones programadas para una segunda vuelta en noviembre. Este proceso electoral también ha suscitado impugnaciones y posibles recuentos de votos en municipios donde los resultados fueron muy ajustados.

Entre los resultados más destacados está la reelección de Tomás Vodanovic del Frente Amplio (oficialismo) en Maipú, quien se consolidó como el alcalde más votado del país. En Santiago, Mario Desbordes, candidato de Chile Vamos (oposición de derecha), logró arrebatar la alcaldía a la actual edil comunista Irací Hassler. Otros ganadores notables incluyen a Matías Toledo, candidato surgido de organizaciones sociales, en Puente Alto, y Macarena Ripamonti en Viña del Mar, quien enfrentó una reelección muy reñida.

En Valparaíso, Camilia Nieto (Frente Amplio) logró destacarse con el 28.1% de los votos ante sus rivales directos: Carla Meyer, postulante independiente y heredera política del actual  alcalde Jorge Sharp, y Rafael González, representante del Partido Republicano.

Los nuevos funcionarios asumirán sus cargos el 6 de diciembre de 2024, comenzando un periodo de cuatro años hasta diciembre de 2028. Los actuales concejales y alcaldes finalizarán un mandato reducido de tres años por las condiciones extraordinarias que impuso la pandemia de COVID-19, la cual obligó en 2020 a postergar las elecciones municipales.

A cinco años de la revuelta de 2019, se comienza a ver una tendencia hacia cierta normalización donde prima la fragmentación en un espectro político que va desde la extrema derecha hasta la centroizquierda, pasando por la derecha tradicional y el centro neoliberal de la ex-Concertación.

URUGUAY | Elecciones presidenciales y parlamentarias: Victoria del Frente Amplio con la Coalición Republicana muy cerca, a definirse en segunda vuelta

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