
Elecciones generales en Ecuador: resultados, reordenamiento institucional y escenarios hacia la segunda vuelta
El pasado domingo 9 de febrero se realizaron comicios generales en Ecuador para elegir a los titulares de la presidencia y vicepresidencia para el período 2025-2029, y a los 151 asambleístas del parlamento unicameral (compuesto por 15 representantes nacionales, 130 provinciales y 6 del extranjero), así como a los representantes al Parlamento Andino. Los resultados mostraron una ajustada contienda tanto presidencial como legislativa.
Las elecciones se llevaron a cabo en un contexto de crisis económica y de creciente violencia producto de la expansión del narcotráfico. Se requirieron fuertes esquemas de seguridad para evitar incidentes. Las campañas y propuestas de los candidatos se enfocaron en frenar la violencia, que ha elevado la tasa de homicidios en el país a 38 muertes por cada 100 mil habitantes. Entre las principales demandas de los ciudadanos destacaron la solución a la crisis de inseguridad y violencia criminal, la reactivación de la economía, la generación de empleos e inversión, el combate a la corrupción, el impulso a la política social y la mejora de la situación energética para evitar apagones como los que se vivieron en los últimos meses de 2024.
Resultados de la elección presidencial
Un total de 16 candidatos se enfrentaron electoralmente en un ambiente político profundamente polarizado entre dos alternativas: la continuidad del mandato de Daniel Noboa o el retorno del correísmo a través de Luisa González. Con casi la totalidad de las actas escrutadas, el presidente en funciones, Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN), obtuvo el 44.16% de los votos válidos, mientras que Luisa González, representante de la Revolución Ciudadana (RC), alcanzó el 43.98%. Esta estrecha diferencia refleja la división del electorado ecuatoriano en dos polos contrapuestos. Dado que ninguno de los candidatos obtuvo el 50% más 1 de los votos o una ventaja del 10% sobre el segundo (condiciones que garantizan el triunfo en una sola vuelta) se realizará una segunda jornada electoral el 13 de abril de 2025.
Leonidas Iza, candidato indígena del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP), alcanzó un lejano tercer lugar con el 5.24% de los sufragios, seguido por Andrea González Nader, del Partido Sociedad Patriótica (PSP), con el 2.69%.
Comparando con los procesos electorales anteriores, Luisa González obtuvo diez puntos porcentuales más que en los comicios de 2023, cuando la favoreció el 33% de la votación; aventajó igualmente los resultados del correísmo de 2021, cuando contendió por la presidencia Andrés Aráuz; quedó incluso cuatro puntos porcentuales por encima de lo que el correísmo obtuvo en 2017 con la candidatura de Lenín Moreno. La distribución geográfica de su voto se ha mantenido a lo largo de estos años: el correísmo conserva su tradicional base de apoyo en la región de la Costa, donde se concentra la mayor parte de la población urbana, especialmente en ciudades como Guayaquil (capital económica), Manta, Machala y Esmeraldas. Al mismo tiempo, continúan las dificultades para sumar votos en la zona de la Sierra.
En 2023, Daniel Noboa obtuvo tan solo el 23.47% de los votos en la primera vuelta; logró pasar a la segunda debido a la fragmentación del voto no correísta –entonces aún no se le veía como el líder indiscutible de la oposición al correísmo. En contraste, en esta elección se sirvió del aparato estatal para conquistar más de dos millones de votos, resultado del desmoronamiento de las otras alternativas. De esta forma, parece que las fuerzas históricamente antagónicas al correísmo se están cristalizando en torno a la figura de Noboa, luego de varios años de oscilaciones y fragmentación. También hay que agregar que, tras años de crisis en el poder ejecutivo, Noboa es el primer presidente con capacidad competitiva para una posible reelección desde el periodo de Correa. La moneda está en el aire y la elección de abril será un reto mayúsculo para ambas expresiones.
Resultados de la elección legislativa
Según los conteos, la Asamblea Nacional estará dominada por dos bloques principales: el de Acción Democrática Nacional (ADN) y el de Revolución Ciudadana (RC). La RC obtendría 67 escaños, mientras que ADN contaría con 66. Ninguno de los dos alcanzaría la mayoría absoluta de 76 escaños, lo que obligará al próximo presidente o presidenta a negociar con otras fuerzas políticas para asegurar la gobernabilidad.
En este contexto, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP) se perfila como un actor clave para el período 2025-2029, conquistando nueve escaños. De cerca le sigue el derechista Partido Social Cristiano (PSC) que, con cinco bancas, también formará parte de las futuras negociaciones en el poder legislativo. Las cuatro bancas restantes estarán en manos de partidos con votación minoritaria.
Segunda vuelta: el escenario para Revolución Ciudadana
Tanto Noboa como González deberán ir a la conquista del electorado que les fue esquivo y forjar alianzas estratégicas para asegurar la victoria en abril. El potencial respaldo de Leonidas Iza y el MUPP –el tercer frente con más apoyo electoral– será un factor decisivo en la segunda vuelta. Hasta el momento, Iza ha manifestado que los electores son “soberanos”, que sus votos no pueden ser “endosados” y que el movimiento indígena evaluará en colectivo las propuestas de ambos candidatos antes decidir un eventual respaldo, enfatizando la defensa de los intereses nacionales.
Ya varios actores se han pronunciado a favor de conformar una suerte de frenteque conjugue a la Revolución Ciudadana y al movimiento indígena en contra del presidente-candidato, sus políticas y sus propuestas. Se espera así que un acuerdo estratégico entre la RC y el MUPP genere las condiciones de la victoria para el correísmo. No obstante, la base electoral del MUPP se ha mostrado sistemáticamente esquiva a apoyar a la RC, especialmente en la Sierra y en el centro del país. Varias acusaciones y conflictos han enfrentado a ambas fuerzas políticas en el pasado, de modo que también en la actualidad podría imponerse la enemistad.
Otro factor que dificultaría la victoria de Luisa González es la posibilidad de que la RC hubiera alcanzado en esta primera vuelta su techo electoral a nivel nacional, es decir, que quienes estaban dispuestos a votar por la RC ya lo hubieran hecho, dado el claro y cerrado enfrentamiento entre los proyectos de Noboa y González. Una lectura del desempeño electoral del correísmo en las segundas vueltas del pasado abre esta posibilidad, pero no hay más elementos para asegurarlo. En cualquier caso, González tendrá que dar señales de amplitud y apertura para conquistar al electorado en la segunda vuelta.
Por lo pronto, el candidato presidencial de la Izquierda Democrática, Carlos Rabascall, que también formó parte de la RC, anunció su apoyo a González. Su tracción electoral, aunque marginal (0.22%), no es descartable. Lo mismo se esperaría de Jimmy Jairala, de Centro Democrático (0.39%), quien también tuvo vínculos con el correísmo en el pasado.
Segunda vuelta: el escenario para Noboa
Daniel Noboa parece enfrentar un desafío más complejo que González. La controversia con la vicepresidenta Verónica Abad ha generado conflictos dentro del Ejecutivo y tensiones entre su gobierno y los órganos de Justicia. Recordemos que Noboa ha intentado, de manera sostenida y sistemática, impedir que Abad asuma la presidencia mientras él toma la licencia requerida para hacer campaña electoral. Recientemente, el Poder Judicial ecuatoriano declaró inconstitucionales los decretos que buscaban delegar la presidencia a otras funcionarias distintas de la vicepresidenta Abad. Está por verse si Noboa insistirá en transgredir la Ley para evitar que ella lo reemplace y si esto tendrá algún impacto en la segunda vuelta –hasta ahora, el conflicto no ha perjudicado significativamente su respaldo electoral.
Por otro lado, el país se encuentra en riesgo de nuevos apagones debido a la crisis energética e hídrica. Durante los últimos tres meses del año pasado hubo cortes de luz de hasta 14 horas diarias. Esta situación demanda una respuesta efectiva por parte del gobierno para mitigar el descontento ciudadano y evitar que la oposición capitalice políticamente estas dificultades.
Finalmente, en cuanto a las potenciales alianzas electorales, Noboa podría contar con el apoyo de Andrea González, anticorreísta radical que obtuvo el 2.7% de los votos. Pero incluso el respaldo del total de estos votantes no garantiza la reelección presidencial. Noboa también podría haber llegado a su techo electoral, dadas las dificultades para generar nuevos apoyos. Su ventaja, no obstante, es que sigue al frente del Ejecutivo, lugar privilegiado desde el cual pueden echar a andar políticas y movilizar recursos considerables para alcanzar su objetivo, además de contar con las simpatías de un sector importante del gobierno de los Estados Unidos.
Consideraciones finales y escenario regional
La cerrada disputa que se suele jugar en la segunda vuelta de los últimos procesos electorales se plasmó ya desde la primera. Aunque el escenario electoral ecuatoriano todavía está abierto para la conformación del Ejecutivo, el período 2025-2029 podría dar lugar a una superposición de poderes políticos debido a la composición de la Asamblea Nacional.
Dependiendo de los resultados de abril, se articularía un clivaje correísmo/anticorreísmo que ha marcado la historia política del país las últimas dos décadas, o bien, si se consolida el liderazgo del actual presidente, un ordenamiento escindido en torno al apoyo o rechazo de su figura.
En el marco regional, la victoria del correísmo implicaría sumar a Ecuador a la lista de gobiernos de izquierda de América Latina, sin duda un paso importante para esta tendencia y una bocanada de aire fresco para su vecino Colombia, que enfrentará elecciones presidenciales en 2026; además, se restablecerían las relaciones diplomáticas con México, que si bien en términos comerciales no son de mayor peso para el país norteamericano, sí implicaría la oportunidad de resarcir al Estado mexicano la falta por el asalto a su embajada en Quito e iniciar una nueva etapa en la relación bilateral con dos mujeres al frente de ambos países, posibilitando una agenda de cooperación mutua en otras esferas centrales para ambas naciones como la seguridad.
Por su parte, la victoria de Noboa garantizaría a los Estados Unidos mantener el statu quo de la región en un momento de reconfiguración global, donde América Latina y el Caribe ha vuelto a tomar un lugar prioritario en la agenda del Departamento de Estado. El corredor de aliados prioritarios del actual grupo gobernante estadounidense (Argentina, El Salvador y Ecuador) se mantendría intacto, garantizando estabilidad para la administración Trump en su su “zona de influencia”.
En dos meses conoceremos qué trayectoria histórica tomará el país de Eloy Alfaro, si mantendrá su actual condición o se le abrirán nuevos horizontes nacionales y geopolíticos.