Canadá se prepara para unas elecciones federales anticipadas convocadas por el primer ministro Mark Carney, quien asumió el cargo en marzo tras la renuncia de Justin Trudeau. Carney busca consolidar su liderazgo frente a Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, en un contexto de crecientes tensiones con Estados Unidos. Las encuestas muestran un repunte de los liberales, impulsado por la percepción de Carney como un líder económico competente y firme ante las políticas de Trump.
Con plataformas electorales contrastantes, Carney ha presentado un plan que incluye recortes fiscales, aumento del gasto en defensa y una estrategia para reducir la dependencia económica de EE. UU., con inversiones en infraestructura y alianzas comerciales con Europa y Asia. Este aumento en gastos generó críticas por su correlato directo en el aumento del déficit de Canadá. La política energética ha cobrado protagonismo en la campaña electoral, impulsada por las amenazas arancelarias de Trump. Poilievre propone eliminar el impuesto al carbono, acelerar proyectos energéticos y reducir impuestos, adoptando una retórica nacionalista similar a la de Trump. Por su parte, Carney propone una estrategia equilibrada que combine competitividad en petróleo y gas con el desarrollo de energías limpias.
A pesar de que varios partidos no habían presentado sus plataformas electorales, la votación anticipada fue récord, sumando más de 7 millones de ciudadanos.