El pasado 27 de octubre, el ex presidente boliviano Evo Morales denunció haber sido víctima de un intento de asesinato cuando el vehículo en el que viajaba recibió al menos 14 disparos en la región del Chapare, Cochabamba. Morales resultó ileso, mientras que el conductor del vehículo sufrió heridas en la cabeza y el brazo.
Morales acusó al gobierno del presidente Luis Arce de estar detrás del ataque, señalando como responsables a “agentes del Estado”. La crisis política y social continúa escalando debido a las profundas divisiones internas en el Movimiento al Socialismo (MAS), partido gobernante en Bolivia cuyo liderazgo está en disputa entre quienes apoyan a Arce y quienes simpatizan con Morales. Los enfrentamientos recientes en Parotani, Cochabamba, reflejan esta pugna: sectores afines a Morales lideraron bloqueos de carreteras, derivando en confrontaciones violentas con la policía, donde 14 agentes resultaron heridos y 44 manifestantes fueron arrestados. Seguidores de Morales han intensificado las protestas y bloqueos en diversas regiones del país, exigiendo justicia y responsabilizando al gobierno por el incidente.
Evo Morales envió una extensa y fuerte carta al presidente Arce, la cual se hizo pública este viernes 1 de noviembre a través de las redes sociales. En ella, el ex presidente indica que escribe en un momento “decisivo para la Patria” y lanza al presidente varias preguntas, cuestionando la “autorización de la violencia contra los que lo llevaron al poder con su voto, lucha y sangre”.
El gobierno de Arce rechazó categóricamente las acusaciones. El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, calificó las afirmaciones de Morales como “totalmente falsas” y negó la existencia de un plan para atentar contra el ex mandatario. Por su parte, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, sugirió que el incidente podría haber sido una “puesta en escena” por parte del propio Morales para victimizarse políticamente.
Las facciones lideradas por Arce y Morales han mostrado crecientes desacuerdos; el intento de asesinato ha profundizado la desconfianza mutua y exacerbado las tensiones. Analistas políticos advierten que esta división podría debilitar al MAS de cara a las elecciones de 2025, afectando la cohesión y estabilidad del partido.
A nivel internacional, líderes y organizaciones han expresado su preocupación por el incidente. La presidenta de México, Claudia Sheibaum, condenó el atentado y enfatizó la importancia de resolver las diferencias políticas de manera pacífica. Asimismo, organismos internacionales han instado a una investigación imparcial para esclarecer los hechos y garantizar la seguridad de los líderes políticos en Bolivia.