REPORTE ESPECIAL

La CPAC en México

Ilustración: Traza Continental

TRAZA CONTINENTAL estuvo presente en la segunda Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) realizada en la Ciudad de México el 24 de agosto. A continuación, presentamos unos breves apuntes sobre la historia del espacio, sus participantes, sus objetivos, sus enemigos y adversarios, así como del rol que México ocupa en sus proyecciones.

1. ¿Qué es la CPAC?

Organizada desde 1973 por la Unión Conservadora Estadounidense (ACU, por sus siglas en inglés) y con el patrocinio de organizaciones tan emblemáticas como la Asociación Nacional del Rifle (principal lobista de la libre portación de armas en los Estados Unidos), la CPAC es una conferencia anual de sectores conservadores que se realiza desde hace más de siglo siglo, y que puede congregar, en sus ediciones norteamericanas, hasta a unos 10 mil participantes en su sede habitual en National Harbor, Maryland.

Históricamente ligada al Partido Republicano, y hegemonizada durante largo tiempo por el expresidente Ronald Reagan (auténtico prócer del espacio), la conferencia no ha sido ajena al liderazgo magnético ejercido en la actualidad por Donald Trump, sobre las bases del tradicional partido del elefante, sobre todo desde el despuntar de su presidencia en 2017.

De esta manera, la CPAC ha acompañado el viraje general de los republicanos a la extrema derecha, hecho ya constatable desde la fundación del influyente Tea Party en 2009. Además, el cónclave dejó de ser un evento primordialmente estadounidense para convertirse en el principal eje articulador de una nueva “internacional reaccionaria», estimulando la creación de filiales y eventos paralelos en países como Japón, Brasil, Hungría, Australia, Corea del Sur y México.

2. ¿Quiénes participaron de la segunda edición mexicana?

Dos de los principales anfitriones de la edición 2024 en México fueron Matt Schlapp, presidente de la ACU, así como su esposa, la cubano-estadounidense Mercedes Schlapp. La trayectoria del matrimonio resulta indicativa de la peculiar trama de política, medios y negocios que sustenta a la CPAC desde hace décadas.

A diferencia de su homóloga estadounidense, cuya última conferencia se realizó entre el 21 y el 24 de febrero de este año, en esta ocasión se notó la ausencia de los miembros más rutilantes de la primera plana ultraconservadora a nivel global. Más si consideramos que en aquella oportunidad se congregaron nada menos que los presidentes Nayib Bukele (El Salvador), Javier Milei (Argentina), el expresidente Trump (Estados Unidos) y la ex primera ministra Liz Truss (Reino Unido), además de otras figuras descollantes como el empresario y estratega Steve Bannon y el líder de Vox, el español Santiago Abascal. Este vacío fue llenado para la ocasión con algunos mensajes grabados, como aquellos enviados por Giorgia Meloni desde Italia, Jair Bolsonaro desde Brasil o por los propios Abascal y Trump desde sus respectivos países. El esperado plato fuerte de la jornada, la visita de Javier Milei, “el máximo referente de la libertad a nivel mundial”, debió cancelarse por los mundanos problemas de índole doméstica que atraviesa el primer gobierno liberal-libertario del planeta.

Sin embargo, con una presencia abrumadoramente estadounidense y latinoamericana (o, como prefieren sus organizadores, del “hemisferio occidental”), sí fueron parte del evento realizado, junto a más de 300 personas reunidas en el selecto Hotel Presidente InterContinental de Polanco, el argentino Agustín Laje, ensayista, best seller y uno de los animadores intelectuales del espacio; Eduardo Bolsonaro, principal operador internacional del bolsonarismo e hijo del expresidente Jair Bolsonaro; José Antonio Kast, figura presidenciable del Partido Republicano de Chile; la senadora colombiana María Fernanda Cabal, representante del uribismo en su país; así como Henry Kronfle, presidente de la Asamblea Nacional por los social-cristianos del Ecuador. Completaron la nómina numerosos representantes de la política, los medios de comunicación y las finanzas de los Estados Unidos, así como algunas figuras de la extrema derecha europea.

Una mirada rápida a los presentes y a sus intervenciones, demuestran la tremenda heterogeneidad del espacio, con exponentes de tendencias e ideologías a veces francamente irreconocibles entre sí. Tampoco faltaron los diferendos en temas coyunturales. Mientras que actores como María Fernanda Cabal y otros dieron un respaldo total a la líder opositora venezolana María Corina Machado y al excandidato presidencial delegado Edmundo González Urrutia, otras figuras como Eduardo Bittar, del movimiento “libertario” Rumbo Venezuela acusó a la oposición, incluso a la más belicosa e irreductible, de pactar con Nicolás Maduro Moros y el chavismo.

3. ¿Qué objetivos persiguen sus organizadores?

Los objetivos de la CPAC quedaron de manifiesto en 12 horas de actividad ininterrumpida y en más de 40 micro conferencias consecutivas, ofrecidas en un formato sumamente empresarial, con un monumental teleprompter dominando el fondo del salón de actos que daba poco margen para la frescura y la improvisación. Dichos objetivos podrían resumirse de la siguiente manera.

a) En lo que concierne a la política estadounidense, apuntalar la candidatura presidencial de Trump y garantizar su retorno a la Casa Blanca. No casualmente varios de los delegados se refirieron a la atención que Trump presuntamente pondría en América Latina y el Caribe de ser electo, en sintonía con la cada vez más efectiva disputa republicana del decisivo voto latino (unos 35 millones de personas, un electorado nada despreciable e históricamente más afín a los demócratas).

b) En segundo lugar, promover y ganar la “batalla cultural”, la peculiar apropiación neoconservadora de la disputa hegemónica teorizada por el intelectual marxista italiano Antonio Gramsci en el siglo pasado. Los auto intitulados freedom fighters, verdaderos cruzados de los valores “occidentales y judeocristianos” en el siglo XXI, se proponen emprender lo que Agustín Laje definió en su intervención comouna batalla perpetua por la opinión pública”; disputa que, a diferencia de la batalla política y/o electoral, no tendría “reglas, tiempos ni actores definidos”.

c) Por eso, el tercer punto de la agenda de la CPAC implica dar el salto al “barro de la política”, fundando partidos, impulsando candidatos, ganando elecciones y ocupando de manera formal la casamata del poder del Estado. Es decir, lo que podríamos llamar el giro estratégico rothbardiano, por el gurú de la ultraderecha estadounidense Murray Rothbard, quien influido por la Escuela Austríaca de Economía fundó en los años 70 el Partido Libertario de los Estados Unidos, sintetizando los valores de la alt-right con las estrategias “populistas de derecha” que buscaban captar y movilizar al electorado blanco, pauperizado y desclasado de su paí

d) Por último, y como bussines are bussines, la CPAC no reduce su campo de interés a los estrechos límites de la polí La conferencia funciona desde hace tiempo como un espacio para publicitar empresas, facilitar contactos comerciales y promover inversiones, desde el conocido nearshoring, tan comentado en la última reunión, hasta las economías cripto, basadas en el blockchain, ampliamente difundidas en esta ocasión a través de la intervención de algunas corporaciones del rubro.

4. ¿Cuáles son sus “enemigos existenciales”?

Los miembros de CPAC se unifican frente a una serie de “enemigos existenciales”, tanto reales como imaginarios. Ante todo, frente a dos: un enemigo real, aunque hiperbólico, y otro apenas un adversario circunstancial. El primero es lo que definen, de manera alternativa y a veces confusa, como socialismo, comunismo, “marxismo cultural” o “neo-marxismo”. Como dijo el húngario Vajk Farkas con todo sentido del humor: “los comunistas no se crean ni se destruyen, sólo se transforman”. Es decir que se refiere a las izquierdas, efectivas y reales, que en las últimas décadas alentaron en la región movilizaciones antineoliberales, fundaron movimientos, sindicatos y partidos de masas, y en algunas ocasiones conquistaron el poder administrativo del Estado, llegando incluso a refundarlo por vía constitucional (la nueva esclavitud, llamó a este tipo de Estado el chileno José Antonio Kast).

Lo curioso aquí es que los sectores que buscan salir del clóset extremista (el peruano Miklos Lukacs los comparó con “corderos sometidos”), volver a proclamarse con orgullo derechistas y conservadores y disputar de manera directa el campo de la cultura y el poder del Estado, utilizan para ello todo una serie de estrategias y conceptos surgidos de las propias izquierdas: desde la batalla cultural hasta la búsqueda gramsciana de la hegemonía, desde el internacionalismo (reaccionario y empresarial) a la épica de la resistencia, desde el rechazo a la globalización hasta el uso leninista de los nuevos medios de comunicación como organizadores colectivos. Es evidente que la extrema derecha ha estudiado mucho al adversario.

El otro contendiente favorito de estos sectores es lo que denominan, también de manera intercambiable, como “globalismo”, “multiculturalismo”, progresismo o “izquierda woke”. Con esto se refieren al progresismo de Europa o los Estados Unidos (desde la “izquierda” del Partido Demócrata y Hollywood hasta las universidades y los movimientos feministas, antirracistas, ambientalistas o ahora también pro-palestinos). ¿Qué es el globalismo? De nuevo, en términos de Laje, sería la transferencia velada de soberanía a organizaciones internacionales. De la misma manera, así como el “globalismo” se encargaría de transferir soberanía y de propender a un único gobierno trasnacional, el wokismo sería su contraparte cultural interna, una especie de fuerza disolvente de los valores tradicionales, patrióticos, occidentales y cristianos.

Este adversario se resume en un tópico, muy repetido en la CPAC, que gira en torno a la “decadencia de Occidente”, de la que darían testimonio la migración del Sur Global, el carácter cada vez más multicultural de las sociedades occidentales, la caída de la tasa de la natalidad, el avance implacable de la “ideología de género” así como lo que llaman el “gran reemplazo”, es decir la “sustitución” de la población blanco-occidental (leída como plan y conspiración) por aquella originaria de las periferias del planeta. En suma, frente a comunistas, socialistas, progresistas, woke, globalistas, mujeres y migrantes, de lo que se trataría, a tono con el conocido slogan trumpista, es de “hacer Occidente grande de nuevo”.

5. ¿Qué rol juega México en estas proyecciones?

El otro gran anfitrión de la CPAC México, además del matrimonio Schlapp, fue el ex actor de telenovelas y actual productor cinematográfico Eduardo Verástegui, que en las pasadas elecciones mexicanas intentó, de manera infructuosa, competir como candidato independiente por la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Verástegui, conocido por sus posiciones refractarias sobre el aborto, la eutanasia y el matrimonio igualitario, así como por su enardecida defensa del “Dios, patria y familia”, acaba de lanzar el movimiento Viva México y oficializó, en la misma CPAC, su intención de convertirlo en un partido político que pueda ocupar el lugar de formaciones más tradicionales como el PAN y el PRI, hoy en crisis tras la abultada derrota electoral sufrida en los comicios de junio.

En la CPAC creen que Ciudad de México podría ser, para los ultraconservadores latinoamericanos, lo que Budapest es a Europa o Tokio es al este asiático. Es decir, un bastión reaccionario capaz de irradiar valores y políticas conservadoras en la región, con el condimento añadido de ser el epicentro histórico y simbólico de lo que casi todos los presentes caracterizaron como “Hispanoamérica”, o incluso como “Iberósfera”, concepto acuñado por Vox en su ya célebre Carta de Madrid.

TRAZA CONTINENTAL estuvo presente en la segunda Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) realizada en la Ciudad de México el 24 de agosto. A continuación, presentamos unos breves apuntes sobre la historia del espacio, sus participantes, sus objetivos, sus enemigos y adversarios, así como del rol que México ocupa en sus proyecciones.

admin

admin

Comments