En los últimos meses, Milei ha escalado sus ataques verbales contra la prensa, acusando a los periodistas de mentir sistemáticamente y de actuar con soberbia, y alentando a sus seguidores a adoptar una postura hostil hacia los medios críticos. En sus redes sociales, el mandatario llegó a afirmar que “la gente no odia lo suficiente a los periodistas” y cuestionó la integridad profesional de quienes lo critican.
Esta retórica no sólo se limita a declaraciones públicas. Milei ha anunciado su intención de llevar a la justicia a periodistas que, según él, difundan información falsa o tergiversada. Un caso reciente fue el del periodista Carlos Pagni, a quien el presidente acusó de “banalizar el Holocausto” y anticipó que denunciaría penalmente por sus dichos. Además, Milei criticó abiertamente a medios como La Nación, acusándolos de manipular sus declaraciones para perjudicarlo.
La escalada de estos ataques ha generado preocupación en organismos nacionales e internacionales dedicados a la defensa de la libertad de prensa. Reporteros sin Fronteras advirtió que, bajo la presidencia de Milei, se alientan las agresiones y los intentos de desacreditar a periodistas y medios críticos, conducta que es replicada por funcionarios y seguidores del oficialismo. El informe de la organización destaca que la Argentina fue uno de los países donde más se deterioró la libertad de prensa en el último año, en un contexto global alarmante para el ejercicio del periodismo.
El deterioro de la libertad de prensa en Argentina se expresa, además, en hechos concretos como el cierre de la agencia estatal de noticias Télam en 2024, lo que supuso un duro golpe al derecho a la información y a la pluralidad de voces en el país. Paralelamente, informes de entidades como FOPEA han registrado un aumento en las agresiones a periodistas, tanto físicas como simbólicas, en el último año. La precarización laboral y la presión económica sobre los medios agravan el panorama, limitando aún más el margen de acción del periodismo independiente.
En este contexto, la relación de Milei con el periodismo se ha convertido en un tema central del debate público. Mientras el presidente sostiene que sus críticas se dirigen solo a quienes “mienten”, organizaciones de prensa y referentes del sector advierten sobre el riesgo de naturalizar la hostilidad y la judicialización de la labor periodística. La situación argentina se inserta en una tendencia global de retroceso en la libertad de prensa, pero adquiere características propias por la virulencia del discurso oficial y su impacto en la opinión pública y en la seguridad de los trabajadores de prensa.