Canadá anunció a principios de año que no autorizaría nuevos permisos de exportación de armas a Israel. El panorama social del país, plasmado en importantes movilizaciones, no acompaña ninguna medida que continúe afectando a la población palestina en la Franja de Gaza. No obstante, además de que la administración de Justin Trudeau no ha revocado los permisos de exportación de armas ni ha prohibido que componentes nacionales que se ensamblan en EE UU luego sean enviados a Israel, el martes pasado la Agencia de Cooperación para la Seguridad de Defensa de EE UU (DSCA) anunció que una empresa canadiense –General Dynamics Ordnance and Tactical Systems Inc.– sería la principal contratista en un potencial acuerdo para enviar municiones a Israel valuados en 61 millones de dólares.

Varias organizaciones de derechos humanos y partidos opositores se pronunciaron en contra de esta venta millonaria amparada por el gobierno canadiense. En un comunicado, los parlamentarios del Nuevo Partido Democrático (NDP) declararon estar “horrorizados” con la noticia de que una compañía canadiense enviará armamento a Israel ya que el país “podría ser cómplice de crímenes de guerra”. En adición, aseguraron que –pese a la moción votada en el Congreso en marzo que obligaba a poner fin a las transferencias armamentísticas a Israel– los envíos de bienes militares y tecnología al Estado judío están operativos ya que no existen restricciones oficiales que interrumpan la exportación de armas directamente a Israel o a través de EE UU.