Los cambios militares en Venezuela impulsados por el presidente Nicolás Maduro sugieren un esfuerzo por consolidar un control firme sobre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Al ratificar a figuras clave como Vladimir Padrino López en Defensa y Domingo Hernández Lárez en el Comando Estratégico Operacional, Maduro refuerza la estructura de mando, buscando alineación con sus objetivos políticos. Además, los cambios en los comandos de las Zonas Estratégicas de Defensa Integral (ZODI) y de la Región Estratégica de Defensa Integral (REDI) reflejan una estrategia de rotación para fortalecer la lealtad en niveles regionales, crucial en un país que enfrenta tensiones políticas y económicas internas.
El discurso de “transformación completa” de la FANB también sugiere una respuesta a amenazas externas e internas, como operaciones de grupos considerados mercenarios. En este sentido, Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido (PSUV), informó de la captura de presuntos mercenarios que intentaban desestabilizar el país, resaltando el papel de las fuerzas de seguridad. La estrategia cívico-militar sigue siendo un pilar del gobierno, y Maduro insiste en la preparación ante posibles agresiones, de forma que se impulsa la formación militar en una línea más técnica y doctrinaria, lo que responde a la necesidad de modernizar capacidades y tácticas. Se trata de un esfuerzo por consolidar el control militar en un momento en que Venezuela enfrenta presiones tanto a nivel internacional como doméstico, donde la FANB sigue siendo un actor central en el equilibrio del poder.