El primer ministro Justin Trudeau calificó el ataque de Irán contra Israel como otra acción desestabilizadora de un “régimen terrorista” que pone en riesgo a los civiles y podría desencadenar una guerra más amplia en Medio Oriente. Al mismo tiempo, el jefe del Ejecutivo sostuvo que la comunidad internacional debe contribuir a desescalar el conflicto. De este modo, Trudeau reproduce la ambigüedad observada en el discurso de otros líderes políticos de Occidente que apelan a un alto al fuego mientras apoyan abiertamente la avanzada israelí en territorios vecinos. Una clara muestra de ello es el comunicado del G7, organismo del cual es parte Canadá, que reiteró “inequívocamente nuestro compromiso con la seguridad de Israel” y enfatizó, en el mismo texto, la necesidad de implementar las resoluciones de Naciones Unidas que procuran un alto al fuego en la región. Este escrito fue pésimamente recibido por Irán, que aseguró a través de su cancillería estar actuando en legítima defensa.