En el contexto de la Asamblea General de la ONU, el presidente Petro finalizó una semana exhaustiva entre New York y Chicago, reforzando relaciones internacionales previas a la cumbre climática COP16 y llevando la agenda de Paz como eje central. Ante la Asamblea se definió como el “presidente del corazón de la tierra” y comenzó un discurso crítico apuntando a la monetarización de las relaciones entre países, la concentración de poder basada en la capacidad de destrucción de la vida humana, la creciente desigualdad de la distribución de la riqueza mundial y la crisis climática y forestal, ejes en los que fundamentó que “ya no es la hora de los gobiernos, sino la hora de los pueblos”, advirtiendo que “levantamos la bandera de la vida o nuestros pueblos se llenarán de cementerios”. Como parte de sus advertencias, destacó la gravedad de las consecuencias del genocidio en Gaza, eje de disputa internacional que caracteriza a Petro y que no dejó fuera de su agenda. Luego de su discurso, el mandatario se reunió con Mahmoud Abbas, Presidente del Estado de Palestina y la Autoridad Nacional Palestina; juntos solicitaron una fuerza de Paz de la ONU para defender Gaza.
Entre numerosas reuniones, el presidente se encontró con Kristalina Georgieva, Directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), a quien presentó una propuesta de financiación de deuda por acción climática para cualquier país del mundo, sumado a un espacio presupuestal global para financiar iniciativas climáticas, ambas propuestas vinculadas a la cercana COP16, donde Petro será anfitrión. En simultáneo, los ministros del gabinete que lo acompañaron se reunieron con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Banco Interamericano de Desarrollo para explorar alternativas de financiamiento que impulsen la transición climática en Colombia. La agenda climática y social siguió con la presencia de Petro en la reunión de líderes 4P (Pacto de París por las Personas y el Planeta), junto a Lula y Macron y luego con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, con quien trató temas vinculados a migraciones y conexiones eléctricas.
Mientras se realizaba la agenda presidencial, el Senado colombiano aprobó el pedido de reconocimiento a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, iniciativa encadenada a varias instancias parlamentarias de América y Europa. Solicitud a la que Petro respondió desde Nueva York, afirmando que “quien dirige las relaciones exteriores es el presidente”, pero con una particular aclaración que despertó las especulaciones internacionales: “lo estudiaré”. Dichos que dejan en duda la continuidad de los intentos en conjunto con Brasil y México para una solución diplomática al conflicto venezolano. Hubo también una posterior reunión con John Finer, asesor adjunto de Seguridad Nacional de Estados Unidos, para tratar la frontera migratoria colombo/venezolana.