Steve Bannon: “Queremos hacer permanente esta revolución, apoderarnos de las instituciones”
Ivanne Trippenbach*
El pasado 19 de abril Steve Bannon recibió en sus oficinas de Washington a Le Monde en el marco de los 100 días del gobierno de Donald Trump. En Traza Continental traducimos la entrevista al ex asesor del presidente estadounidense publicada por el diario francés.

Quien conserva una verdadera influencia en el círculo de extrema derecha de MAGA analiza, para Le Monde, los mecanismos del segundo mandato del presidente de Estados Unidos, “incomparable” con el primero.
La entrevista tiene lugar en una elegante construcción en Capitol Hill, detrás de la Suprema Corte en Washington, que data de 1805. En el sótano, acondicionado como estudio de grabación, las cámaras están apagadas. Se ven grabados de Cristo, un termo que dice Moms for Liberty —movimiento de mujeres ultraconservadoras—, un libro sobre las aspiraciones de China de desindustrializar Occidente… Steve Bannon, cerebro de la primera campaña de Donald Trump y arquitecto de su “revolución nacional populista”, convertido en locutor del podcast War Room luego de ser apartado de la Casa Banca en agosto de 2017, se declara “feliz”. Este representante del ala derecha del movimiento MAGA (Make America Great Again), que estuvo en prisión por haber obstruido la investigación del Congreso sobre el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, recibe a Le Monde el sábado 19 de abril para pasar revista de los primeros cien días del segundo mandato de Donald Trump.
Trump 2 es “incomparable” con Trump 1, dice el ex estratega, quien conserva una verdadera influencia en el círculo de extrema derecha de MAGA. “Fue providencial que ganáramos en 2016. Una victoria sorpresa, sin organización”. La derrota en noviembre de 2020 —a la que siempre se refiere como “la elección robada”— habría sido incluso benéfica. “Fue la divina providencia. Necesitábamos estos cuatro años, cuatro años dedicados a pensar y planear todo lo que hoy se está haciendo, día con día”. “La estrategia del colegio electoral” fue lo primero, destinada a conquistar el Partido Republicano desde sus bases y hacer emerger a una nueva élite. “La clave del movimiento MAGA es que gente del pueblo tomó responsabilidades [en el seno del Partido Republicano] y pasó a la acción. Esta estrategia permitió tomar el control [del Partido] a nivel estatal y después del estado mayor nacional. Aquello formó una verdadera base para el presidente Trump, una base activa y comprometida en la práctica”. Una nueva generación de MAGA llegó al Congreso en el 2024.
La derrota en noviembre de 2020 —a la que siempre se refiere como “la elección robada”— habría sido incluso benéfica. “Fue la divina providencia. Necesitábamos estos cuatro años, cuatro años dedicados a pensar y planear todo lo que hoy se está haciendo, día con día”.
“Paralelamente”, continúa Steve Bannon como si aun trabajara en la Casa Blanca, “queríamos asegurarnos de tener un semillero, no como la primera vez. En el 2016, la mayor parte de los miembros en el gobierno eran RINO [Republican in Name Only, ‘republicanos solo de nombre’, término peyorativo que se usa con los más mesurados]. Incluso en la Casa Blanca no eran de MAGA”. El equipo de Trump preparó esta vez su spoils system —práctica que consiste, en toda nueva administración, en asignar fieles a unos 4 mil puestos clave del Estado Federal—, apostando por altos funcionarios ultra leales para transformar Estados Unidos. “El Estado cuenta con entre 2 y 2.5 millones de empleados. Pero de esos solo 4 mil son los que cuentan. Mil son nombrados y confirmados por el Senado: funcionarios del gobierno, directores de instituciones, fiscales federales y jueces. 3 mil pueden ser reclutados desde el primer día. Esto es absolutamente imperativo, pues son ellos quienes llevan a cabo el programa. Ya hay entre dos mil 200 y dos mil 300 en puestos de poder. Por eso todo ha sido extraordinariamente más rápido que la última vez”.
“Acción, acción, acción”
¿Dónde reunió Trump a tantos fieles de MAGA? A partir de 2021, la batalla cultural e ideológica pasó a los reflectores a través de centros de pensamiento conservadores: el America First Policy Institute, dirigido por Brooke Rollins, hoy ministro de agricultura; el America Law Institute de Stephen Miller, influyente consejero político en la Casa Blanca; el Center for Renewing America del nacionalista cristiano Russel Vought, director de la oficina de administración y presupuesto. Y, por supuesto, la poderosa Heritage Foundation, creadora del Proyecto 2025, plan de acción de la campaña de Trump que busca poner en tela de juicio a las instituciones internacionales de la posguerra. “Es mi libro de cabecera”, dice Steve Bannon mostrando un grueso volumen de 900 páginas. “Todos esos grupos construyeron un programa, una red de expertos, de plantillas que han trabajado juntas, se conocen… Es por eso que se pudo poner en marcha, desde el primer día, la estrategia ‘flood the zone’ [estrategia de inundación] con 10 o 12 decretos presidenciales firmados al día”.
Steve Bannon se ríe cuando escucha sobre el despertar de los demócratas. Le divierte que incluso voces reconocidas como conservadoras, como el ex editorialista David Brooks, llamen a “detener a Trump”. “Estos primeros cien días son ¡acción, acción, acción! Estamos hundiendo a la oposición. La izquierda acude a los tribunales porque no tiene ningún poder político. La movilización en las calles es bastante débil, comparada con la última vez. Hay gente descontenta, claro, pero su única forma de impedir el avance de Trump es ralentizarlo”.
“Estos primeros cien días son ¡acción, acción, acción! Estamos hundiendo a la oposición. La izquierda acude a los tribunales porque no tiene ningún poder político. La movilización en las calles es bastante débil, comparada con la última vez. Hay gente descontenta, claro, pero su única forma de impedir el avance de Trump es ralentizarlo”.
Mientras tanto, la administración de Trump extiende el terreno del poder ejecutivo, evitando al Congreso en política comercial o a los jueces sobre la expulsión de inmigrantes. “El poder en los Estados Unidos es institucional. Queremos hacer permanente esta revolución, apoderarnos de las instituciones”, resume Steve Bannon, quien justifica el enfrentamiento iniciado por la administración de Trump con la Corte Suprema sobre el caso Abrego García, erróneamente expulsado a El Salvador, o sobre el derecho de suelo protegido desde hace casi 160 años. “Hemos aplastado a los despachos de abogados. Son el tejido muscular, los tendones que conectan el Capitolio, Wall Street y la clase política”, continúa, después de que la firma neoyorkina Paul Weiss cediera ante la Casa Blanca. La misma presión recae sobre las universidades, amenazadas de perder fondos federales. “Hay que purgar al profesorado”, insiste el titular de un MBA de Harvard. Se trata de una ofensiva contra Columbia yHarvard que tampoco perdona a las universidades públicas de Wisconsin, Michigan o Illinois. “Hay que avanzar, purgar a los 200 profesores progresistas más peligrosos, no solo por antisemitismo, sino por su neomarxismo”, añade Steve Bannon sin reparos en la forma de decirlo. Él se dice “muy en contra de la mayoría de los estudiantes extranjeros. Si vienes a Estados Unidos y quieres manifestarte, eres expulsado inmediatamente”. Incluso sin un motivo penal, responde Bannon en sintonía con el gobierno.
La libertad de expresión, derecho fundamental protegido por la primera enmienda, no cuenta más que para los nacionales: “Nuestro movimiento busca priorizar a los ciudadanos estadounidenses. Aquellas personas no son estadounidenses”. Incluso defiende la expulsión “inmediata” de todos los estudiantes chinos —una idea que dice abordar “todo el tiempo” con la Casa Blanca.
Musk, un “hombre vencido”
Elon Musk, con su motosierra en el escenario de la Conservative Political Action Conference (CPAC), es quien más ha encarnado estos cien días. “Es un hombre vencido”, sentencia Steve Bannon. “Se va a ir en algunas semanas sin ningún impacto duradero. ¿Creó el DOGE [Departamento de Eficiencia Gubernamental]? Eso qué”. Le reconoce a su adversario haber “comprendido la inmensidad burocrática, ‘el Estado profundo’ que constituye el gobierno permanente. Pero hay dos vías para reducir el presupuesto: la lucha contra el fraude y el despilfarro, o bien mediante recortes estructurales. Yo fui el primero en decir ‘¡Eh! Enséñame el dinero’. Elon Musk prometió liberar dos mil millones de dólares por año. ¡Por año! Como un deus ex machina. Era un cuento de niños, evidentemente absurdo. Enseguida pasó a un objetivo de mil millones de dólares. Y ahora solamente 150 millones de dólares… ¡el siguiente año, en 2026!”. Así, las purgas masivas y el desmantelamiento de las instituciones federales no lograron su propósito.
Si al millonario se le ha confiado tal poder, eso es porque su apoyo financiero fue decisivo, estima Bannon: ayudó a extender la base social del movimiento MAGA. En la primavera de 2024, el director de SpaceX materializó el “plan MAGA +”: el electorado trumpista de 2016 se extendió hacia los hombres jóvenes seducidos por la contrarrevolución social y el movimiento “Make America Healthy Again” de Robert F. Kennedy Jr. “Esta coalición lograría hacernos ganar el voto popular del ‘muro azul’ [demócrata] en Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Nosotros proveíamos la infantería de masas, pero hacía falta coordinar, adquirir material digital, dirigir la campaña de puerta en puerta. Elon Musk, cuando vio el plan MAGA +, se comprometió a invertir 250 millones de dólares en 5 meses. Un apoyo destinado a la coordinación y el control de datos de forma muy sofisticada”.
Si al millonario se le ha confiado tal poder, eso es porque su apoyo financiero fue decisivo, estima Bannon: ayudó a extender la base social del movimiento MAGA. En la primavera de 2024, el director de SpaceX materializó el “plan MAGA +”.
En cambio, los demás grandes directivos de GAFAM estaban contra Trump “hasta las 22 horas del 5 de noviembre. Todos esos tipos terminaron convirtiéndose. Les dimos un poder monopolístico por todas partes. Todos son horribles tecno futuristas. ¡Ellos son los verdaderos enemigos!”. Y, a sus ojos, Musk sigue siendo uno de ellos. “Es por eso que lo enfrenté”, suelta el populista Bannon.
“Nuestro déficit es de mil 300 millones de dólares al año. Va a llegar a los dos mil 500 millones de dólares”, proyecta quien aboga por reducir el presupuesto de defensa y aumentar los impuestos a los ricos. “La única manera de financiar este déficit es la emisión de bonos”.
A pesar del desplome de las bolsas, rechaza que haya “caos” y habla de un “cambio” de tendencia en los últimos cuarenta años. “Tenemos que volver a traer los empleos industriales a Estados Unidos, incluso si es difícil”, insiste, haciendo eco de Peter Navarro, el zar de los aranceles aduaneros de la Casa Blanca. No menciona cuánto tiempo durará la “transición”, que dependería de los países socios dispuestos o no a aceptar un acuerdo bajo las condiciones de Estados Unidos. Pero admite: “China no está jugando en absoluto. Los aranceles son tan altos que estamos, de facto, bajo embargo. Habrá que encontrar una solución”.
“Tenemos que volver a traer los empleos industriales a Estados Unidos, incluso si es difícil”, insiste, haciendo eco de Peter Navarro, el zar de los aranceles aduaneros de la Casa Blanca.
Por un tercer mandato de Trump
¿Tiene Donald Trump que apurarse antes de la prueba de fuego de las elecciones de medio mandato de 2026? “Para nada”, responde Bannon. “Ocasio-Cortez y Sanders [demócratas elegidos que representan el ala izquierda del partido] no dicen nada del núcleo del problema: cómo traer de vuelta los empleos bien pagados. Hay 10 millones de extranjeros aquí compitiendo por un empleo. Vamos a expulsar a los 10 millones de invasores”, dice, al igual que los nacionales populistas franceses. Como Donald Trump y Elon Musk, que adoptan una retórica que niega la independencia de los jueces, Steve Bannon dice, por su parte, haber comunicado a Marine Le Pen, sentenciada en primera instancia por desvió de fondo públicos, su “apoyo sin reserva”.
Ávido por acercarse al presidente estadounidense, él es uno de los raros partidarios de Trump que repiten públicamente que tendrá un tercer mandato, incluso si la Constitución estadounidense prohíbe ejercer más de dos. “No hace falta cambiar la Constitución, no hay que perder ni un segundo en hacerlo”, insiste Steve Bannon, quien asegura tener con él a “los abogados más brillantes del país”. Afirma no haber hablado con Trump… pero recuerda que este declaró el 30 de marzo que “hay métodos” para mantenerse en la Casa Blanca en 2028. “El presidente Trump se volverá a presentar y ganará la elección de nuevo”, se enardece.
“Una persona como él no aparece más que una vez por siglo. Tuvimos al general Washington para el nacimiento de la nación, a Lincoln para el renacimiento de la nación, a Trump para la regeneración de la nación”. A imagen de Steve Bannon, los más fervientes partidarios de MAGA creen en una “nueva época de oro” y en Donald Trump como un acto de fe. Con el puño cerrado, ante la epístola de San Pablo “Revístanse con toda la armadura de Dios”, el influyente trumpista describe una política que apela a las vísceras. Es este “vínculo visceral” el que le habría dado su fuerza al movimiento MAGA, cuenta febrilmente: “El presidente Trump se conecta con la gente a nivel emocional. Es lo que hacen los grandes líderes. Y esa es la mayor amenaza para el sistema”.
“Una persona como él no aparece más que una vez por siglo. Tuvimos al general Washington para el nacimiento de la nación, a Lincoln para el renacimiento de la nación, a Trump para la regeneración de la nación”.
*Ivanne Trippenbach es periodista de Le Monde
El texto original en francés fue publicado el 30 de abril en Le Monde y puede consultarse en el siguiente link: https://www.lemonde.fr/international/article/2025/04/30/steve-bannon-sur-les-100-jours-de-donald-trump-nous-voulons-rendre-cette-revolution-permanente_6602022_3210.html