El primer ministro, Justin Trudeau, anunció el 26 de agosto que el gobierno federal ajustará las reglas y los criterios de elegibilidad para reducir el número de trabajadores temporales extranjeros en Canadá. El objetivo es aumentar los índices de empleo canadiense que habrían caído por la laxitud de las normas migratorias. Las excepciones serán para los trabajos vinculados a la seguridad alimentaria, como la agricultura y el procesamiento de alimentos y pescado, así como la construcción y la atención médica. En estos campos persiste la escasez de personal. Según los datos de 2023 del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía se concedieron 183 mil 820 permisos temporales de trabajo a extranjeros, lo que representa un aumento del 88% desde 2019. Los permisos son otorgados a pedido de los empleadores canadienses.

La nueva medida generó polémica en torno a la necesidad de la presencia de trabajadores extranjeros en el territorio canadiense. Por un lado, una serie de economistas plantean que la norma es buena porque obligará a las empresas a aumentar los sueldos e invertir en tecnología; por el otro, se ha señalado la necesidad de que continúe el flujo de trabajadores foráneos, especialmente en comunidades pequeñas que han sufrido una disminución demográfica tal que no pueden generar empleo local.